Las creaciones escultóricas de Leonor Antunes son el resultado de un sutil intercambio entre el contexto en el que se exponen, las técnicas locales y el encuentro corporal con las obras. Inspirada por el legado de las arquitectas y diseñadoras modernistas, su obra también se relaciona con lo vernáculo y se resiste a la extrema racionalización de los procesos creativos. Para su exposición en La Loge, Antunes presenta una nueva instalación de lámparas, que cuestiona la fragilidad de los objetos así como su funcionalidad. La exposición también sirve como punto de partida para el proyecto de investigación de Antunes sobre Simone Guillissen-Hoa, una de las primeras mujeres arquitectas de Bélgica.