La exposición Dos años de vacaciones, de Céline Condorelli (París, 1974), plantea una reflexión a caballo entre la arquitectura y las artes visuales. En cada una de sus exposiciones, Condorelli propone una serie de dispositivos que explicitan el conflicto que surge entre el tiempo de ocio y la conciencia política. Uno de los ejes de su proceso de investigación es el patio de recreo o de juego, como herramienta que posibilite la subjetividad y los cambios sociales en el tejido urbano. Sigue así el ejemplo iniciado por Aldo van Eyck, quien proyectó en la Ámsterdam de postguerra (1947) una red de parques que como pequeñas operaciones de cirugía debían primar sobre macroproyectos.
Sus composiciones policéntricas buscaban no producir una jerarquía entre los elementos que las componían e integrarse plenamente en la ciudad para hacerla accesible al juego. Apodado 'Herramientas para la imaginación', sus elementos tenían que ser, por tanto, simples, para...que siempre pudieran ser reinventados por la imaginación del niño. A esto la artista y arquitecta suma otra serie de trabajos en torno a la figura de la arquitecta italobrasileña Lina Bo Bardi y sus propuestas tanto para el MASP de Sao Paulo como para la Cesc Pompeia pensados como espacios abiertos y participativos.
Recogiendo la idea de una nueva tradición Céline Condorelli abre un diálogo tanto con las colecciones de TEA, como con algunas obras del FRAC de METZ
Con la colaboración de FRAC de METZ y el apoyo de RANDOM & Italian Concil.
Entrada actualizada el el 23 feb de 2021
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