Enfrentarse a ciertos espejos resulta angustiante. Puesto que algunos ya no devuelven el reflejo apaciguador de la forma completa y segura, sino que desvían la mirada hacia aquello que no queremos ver. Hacia lo que hay más allá de la imagen. Justo en ese punto del reflejo ciego se sitúa la apuesta artística de Rodrigo Echeverri, la cual transita por la compleja relación que se teje entre minería y paisaje.
Sus fotografías llevan al encuentro con los paisajes que deja la minería artesanal, convirtiéndolos en los testigos silentes e inexorables de las contradicciones que estos ejercicios de sustracción revelan. Así, la metáfora funciona para hacernos ver estas marcas que atraviesan montañas y ríos, y cual espejos rotos, las imágenes incompletas señalan las fracturas que producen unas políticas estatales excluyentes y violentas.
Si bien este parece ser el punto de partida de la obra, su apuesta va más allá de la mera representación...de las metáforas ya expuestas, para avanzar en dirección de nuevos lugares de reflexión ética y política. De esta manera, Echeverri invita al espectador a cruzar las referencias temporales, lo sitúa en el corazón mismo de la experiencia colonial todavía vigente; fundada en el sometimiento de recursos humanos y naturales, así como en la segregación y exclusión de las poblaciones ancestrales.
Entrada actualizada el el 18 nov de 2019
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