Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Hace más de cien años Hubertine Moullet se paseaba por París cargada con un pesado armatoste fijado en un trípode, con el que grababa en placas las imágenes de los bulevares y las riberas del Sena para traspasarlas luego al papel. Con el grito de «La pintura ha muerto, viva la fotografía», la mujer provocaba a la bohemia de estómago vacío, pintores y retratistas alimentados de café con leche, aspirantes a la gloria del Parnaso, bebedores de absenta, poetas de los pinceles. Muchos auguraron también el fin de la pintura. Surgió entonces el impresionismo, el arte abstracto, el cubismo y otros movimientos que renegaron del realismo, de la pintura figurativa, de los bodegones. El realismo pictórico del XIX estaba muerto. Durante décadas el crítico de arte rechazó cualquier obra que fuera reflejo fiel del mundo, porque para eso estaba la fotografía. Y tras una larga sequía llegó Antonio López, y llegó Pedro Cano, y llegó Ramón Gaya, que abrieron camino y nos hicieron ver que hay elementos de la realidad que la cámara fotográfica no puede captar: el alma de las cosas, el paso del tiempo, la esencia natural de los objetos. Nono García pertenece a este grupo de reinventores de la realidad, a los pedro cano y a los ramón gaya, de los que se reconoce discípulo. Con seis años tomaba los carboncillos de su padre, los pinceles, las acuarelas e inventaba el mundo que aún no conocía. Hay pintores a los que admiro hace años, pintores de la noche, pintores del mar, pero jamás encontré a nadie que pintara el tiempo como lo hace Nono García. Este muleño que aún no ha cumplido los cuarenta años -pintor prematuro para un arte que se cuaja con la experiencia- consigue plasmar en sus cuadros, con sus mágicos acrílicos, el color del tiempo, logro inaudito, arte extremo. Enraizado en la tradición de Zurbarán, de Juan Sánchez Cotán, de los realistas barrocos, de los bodegones, Nono García se empapó de ellos para distanciarse, para crear su propia realidad, para despintar en vez de pintar. Porque al ver su bodegones uno tiene la sensación de estar ante el resultado de un doble proceso: primero la creación, y luego la destrucción; un proceso en el que el mundo se desdibuja, como las cosas que se borran en la memoria, que adquieren precisamente el color del tiempo. Nono García escribe el mundo con sus pinceles y luego lo libera para que se enriquezca por sí mismo. El mundo que ofrece Nono García, es un mundo de imágenes para verlas con calma; para fijarse en un elemento de sus cuadros y mantenerlo en la retina; para acercarse y alejarse, verlo desde distintas perspectivas y luego borrarse con los vasos, con los cacharros, con los cubiertos y los tarros que los contienen. Uno tiene a veces la sensación de estar ante los frescos pompeyanos, congelación del tiempo, inmediatez de lo que ya no existe. Y la mezcla de lo antiguo y de lo moderno te embarga, te hace reflexionar sobre la imagen y te lleva a una visión del mundo diferente, la visión de Nono García.
Nono García nos muestra su particular visión sobre el bodegón. El color del tiempo nos descubre unas composiciones donde el protagonista es el cristal. Todo tipo de utensilios se agrupan en unas composiciones, nada convencionales, donde el punto de vista del artista nos enseña que hay otra forma de mirar estos objetos cotidianos impregnados por esas tonalidades y luces tan características en su obra.
Nono García, Naturaleza muerta
Premio. 11 abr de 2025 - 16 may de 2025 / Bilbao, Vizcaya, España
Ayudas 2025-26 para la realización de proyectos artísticos con cesión de estudio en Bilbao Arte
Exposición. 14 may de 2025 - 08 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España