Entrar en la obra de Juan Santiago Uribe es ingresar en un universo de obsesiones. Los colores, la geometría, las casas, los objetos viejos, las fachadas, los anuncios publicitarios, el arte, la gente y la soledad, caben en un pequeño archivador. Sus imágenes —su mundo—, sin pretensiones de clasificación o discurso, se encuentran sostenidas por una red inagotable de símbolos y referentes culturales que revelan nuestros imaginarios.
La forma de retener este gran corpus, aparentemente complejo, es resuelta en un acto poético y sencillo; deambular por diferentes espacios con la tranquilidad de detenerse, observar y perderse, permite que Juan Santiago construya, fotografía tras fotografía, su obsesionario visual.
Al hablar con el artista sobre su método de trabajo, nos cuenta: “los recorridos que hago están conectados con mi cotidianidad de un modo orgánico. Soy un poco nómada, pues mi vida diaria no está establecida por una agenda, sino que, por el...contrario, vivo en unos paseos constantes donde no hay prisa. De esa forma busco y capturo lo que me interesa. Me dejo ir de un modo intuitivo por las calles que llaman mi atención. Esta misma idea la replico con cada lugar nuevo que conozco. Salgo a caminar, busco un punto específico, pero en el trayecto alargo el recorrido mientras voy dejando que las calles me lleven”.
De esta manera, aparecen una infinidad de mundos. Lo popular y kitsch de una ciudad latinoamericana es atravesada con la misma sensibilidad que una gran avenida de una metrópolis, la sala de una casa de un pueblo lejano es retratada como si perteneciera al mismo cosmos de un edificio en una capital. Lo histórico y lo moderno; los grandes sistemas económicos y el comercio informal; lo masivo y lo individual; y otros tantos puntos en contraste, son nudos que el autor, como protagonista de la historia, empieza a conectar. Así, el ejercicio que Uribe realiza es hilar en un mismo escenario infinidad de historias sugeridas.
A través de diferentes técnicas y formatos, que van desde la cámara instantánea y las polaroid, hasta el uso de celulares y el Instagram, Juan Santiago nos presenta múltiples escenas de un mágico universo que parece tan inabarcable como compacto. Las fotografías reveladas, la imagen digital o el uso del video, son los medios que el autor aprovecha para presentarnos las atmósferas del mundo, que con la agudeza de su ojo, pudo atrapar. La historia, acá presentada, antes de tener un final, se desprende y abre la puerta al espectador para que entre en ella. Con este gesto el artista nos invita a habitar y recorrer un mundo que él mismo atravesó.
Camilo Londoño Hernández
Entrada actualizada el el 17 may de 2016
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