ESA COSA ROSA es una intervención temporal para desvelar un IVAM en latencia. Un IVAM paralelo al que fue proyectado desde las lógicas modernas de lo sólido y lo duro. El objetivo es materializar un espacio que responda a preocupaciones contemporáneas en torno a lo energético, lo ecosistémico, lo político, lo público o lo sensible. Su materialidad, como alter ego de lo ya construido, será orgánica, blanda, flexible, húmeda, porosa y viva. Todo ello para sustituir la sensación tórrida de atravesar en verano la plaza de acceso al museo y sustituirla por una experiencia refrescante y perezosa que invite a quedarse un rato más en las inmediaciones del museo.
ESA COSA ROSA es una llamada de atención sobre la capa profiláctica del suelo urbano para reivindicar otras materialidades y otras consistencias. El objetivo es cambiar la percepción de la plaza como espacio exclusivamente de tránsito para acceder al museo para convertirla...en una estancia exterior en la que, protegidos del rigor del verano, puedan tener lugar actividades culturales en una escenografía hedonista.
ESA COSA ROSA se preocupa por el comportamiento medioambiental de la institución. Por un lado, la intervención aporta sombra a la fachada principal del museo que, orientada a oeste, recibe una fuerte insolación en verano. A través de elementos textiles y vegetales de gran escala se acondiciona la plaza al mismo tiempo que reduce considerablemente el consumo energético del edificio. La sección inclinada de los textiles permite que el aire circule de las partes frías a las partes superiores más calientes mejorando la sensación térmica en el exterior por el movimiento del aire.
ESA COSA ROSA también se inscribe dentro de un imaginario cultural local al vincular su materialidad vegetal con la tradición agrícola y de jardines de recreo de la Vega de Valencia. La instalación está pensada, bajo las lógicas de ciclos de vida circular, para que todas las plantas puedan ser reutilizadas en otro lugar una vez terminada la intervención.
ESA COSA ROSA está realizada en conjunto por el artista mexicano Jerónimo Hagerman y los arquitectos María Langarita y Víctor Navarro. Es parte de una investigación llamada Busto y Pellejo, en la que llevan trabajando desde hace más de 10 años y que les ha servido para desafiar ideas preestablecidas del espacio público y proponer alternativas al diseño de la ciudad.
Entrada actualizada el el 22 jun de 2018
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