Desde hace más de una década somos testigos de una de las formas más crueles de movimientos migratorios de los últimos tiempos, familias rotas para realizar uno de los ejercicios más antiguos de la humanidad: emigrar.

Las grandes diferencias sociales y económicas hacen que los países más desarrollados vean como una amenaza la llegada de personas desde los países más empobrecidos; muchas veces ayudados con consignas alarmistas, esgrimiendo en muchos casos argumentos en los cuáles todos los problemas son consecuencia directa de los movimientos migratorios; relacionándolos con el aumento de la delincuencia, las colas de atención en la seguridad social, la falta de espacio en los centros educativos o aludiendo al efecto negativo sobre el turismo.

Una de las resultantes de este pensamiento son las restricciones impuestas en política fronteriza que obligan a ... que un número importantísimo de personas no tengan más remedio que intentar llegar de la manera que sea, jugándose la vida en todos los casos y perdiéndola en millares de ocasiones. En los últimos años no hemos dejado de ver el dolor de quienes que emprenden este viaje que, lejos de ser un hecho coyuntural, se ha constituido en un sólido y sostenido drama estructural. Se hace difícil pensar que todo esto sea sorpresivo y que no se está preparado para afrontar esta cuestión.

La información y el conocimiento juegan un papel importante en la sociedad siendo pilares del entendimiento y la comprensión de lo que nos ocurre como conjunto. Es por eso que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad y la aportación de imágenes del fotoperiodismo a través del tiempo y de los diversos lugares en donde transcurren los hechos constituye un prueba fundamental para el análisis de los mismos.

La presión ejercida en la llegada de personas sólo ha llevado a cambiar de escenarios los mismos dramas. Cada vez es más duro el viaje; pasamos de una travesía 14 a 1400 kilómetros y cada vez son más las muertes. La barrera natural del océano no es un impedimento para intentar los objetivos sin embargo se convierte en la tumba de muchos de ellos. La tumba como concepto edulcorante de algo que creíamos únicamente reservado para las dictaduras militares: las desapariciones. Miles de madres esperando una llamada o alguna noticia de sus hijos que ya nunca volverán porque se ahogaron en mar abierto; a pesar de intuirlo, razonarlo y tratar de convencerse, siempre estarán esperando escuchar sus voces. Esto va ligado a la pérdida de identidad de cientos de personas enterradas en cementerios locales. Deberíamos preguntarnos si queremos que la gente deje de morir o sólo nos importa que lo hagan lejos de nuestra casa.

Fotografías tomadas en Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Malí así como también algunos puntos de la península relatan una pequeña parte de todas estas historias; verlas es reconocernos como parte de ellas.