Teresa Moro es la segunda artista que accede a pintar in situ las cuatro paredes que delimitan el espacio que intermitentemente se construye en el CAB con el fin de reivindicar la pintura o aquellas prácticas similares que son susceptibles de ser aplicadas sobre el muro.

Es verdad que, hasta el momento, se ha puesto en un aprieto al artista puesto que no todos aquellos a los que se ha invitado practican la pintura mural, aunque sí lleven mucho tiempo desarrollando la disciplina pictórica en otros soportes.

Este es el caso de Teresa Moro, que alcanzó grados de notoriedad, ya a mediados de los 90, con una pintura extremadamente silenciosa y ligera en cuanto a su materialidad, dejando ver sus claros orígenes o, más bien, su desarrollo paralelo al de sus dibujos en papel.

Siempre ha pintado elementos, tanto domésticos como urbanos, que envueltos en una ... misteriosa e inquietante atmósfera, trascienden su utilidad benefactora para convertirse en objetos amenazadores que parecen tentarnos a un mayor acercamiento de imprevisibles consecuencias... Aunque tal vez sólo se trate de una suposición. Al fin y al cabo la pintura de Teresa busca y ejercita precisamente eso, la sutil indefinición a la que llamamos "enigma".

¿Objetos inteligentes a la espera de una posible presa?

No lo sabemos, pero sí intuimos que la artista, vaciando el contexto en el que se insertan, despojándolos de todo aquello que los rodea y pueda distraer nuestra atención, está invitándonos a descubrir su auténtica naturaleza. La de los tensabarreras, tan habituales en Museos y Entidades de Ahorro, está ahora a nuestra disposición para ser analizada en las cuatro paredes del nivel -2 del CAB.