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La muestra rinde homenaje a la ya mítica exposición 'Tierra de nadie', celebrada en el Centro Cultural de la Villa de Madrid en 1992, que contó con los artistas más representativos de las generaciones del Realismo español contemporáneo que aparecieron tras la 1ª, a la que perteneció Antonio López. Ahora, seis de los dieciocho artistas que participaron en ella, exponen juntos por primera vez.

Las piezas que componen la exposición son de pequeño formato y están pintadas en su mayoría al óleo, a excepción de la presencia del acrílico, la témpera y el pastel en dos exquisitas obras de Fernando Rodrigo, que nos sitúan frente a ... detalles arquitectónicos muy estudiados, tratados como si fueran personajes humanos; una suerte de retratos de su estado de ánimo que, sin duda, conmueven.

Jesús Ibáñez propone un curioso tríptico a modo de fragmentos de lo que podríamos considerar un autorretrato, que se detienen en un momento preciso rodeado de un intenso halo de misterio y que plantean un enigma aún por resolver...

Roberto González Fernández presenta en Espacio48 tres 'tierras de nadie' que están siempre en su punto de mira y que resultan ya emblemáticas en su trayectoria: una inmóvil, la Bass Rock; otra móvil, Arriaza; y finalmente una simbólica, la Torre de Babel; todas ellas inevitablemente 'grabadas a fuego' en la piel del artista.

César Luengo colorea y oscurece el espacio pintado con su fuerte carácter nostálgico, algo que logra transmitir con la textura mate de sus paisajes plenos de distintas tonalidades verdes que terminan conformando un conjunto extremadamente lírico.

Clara Gangútia expone en esta ocasión tres pequeñas piezas llenas de significación, en las que destaca su pincelada cada vez más colorista, cargada de dinamismo y rotundidad, así como la fuerza y vitalidad de los personajes que se cuelan en sus 'tierras' para dejar de ser 'de nadie' y pertenecerles sólo a ellos mismos.

Finalmente, Carlos Díez Bustos a través de pequeñas muestras minuciosamente estudiadas en cuanto a composición, color, luces y sombras, nos demuestra su pasión por la arquitectura, la escultura y la música, que aparecen en su obra con una simbología muy particular.

Resulta esta una ocasión única para poder ver de cerca el trabajo que estos maestros de la pintura han llevado a cabo en los últimos años, obras recientes que continúan en la línea mostrada en 'Tierra de Nadie', pero que se reinventan y van adquiriendo nuevos valores y conceptos que nos aproximan a su visión del mundo y la sociedad actuales.