Esta exposición es un paso más en la línea de investigación que explora los límites de la imagen fotográfica. En la foto hay una contradicción entre el instante y su correlación con aquello evanescente, como tratar de fijar la llama o el hielo. En el querer atrapar el tiempo, que es un devenir. Entre estos límites es la grandeza de la fotografía, la posibilidad de sentimiento. Cuando en el cine se para la proyección del fotograma, quemándose, lanza una luz a la pantalla, eso es la fotografía, la pasión de la luz.

En María Zarraga esta presencia de la luz (del tiempo) es constante y entendiendo la misma como eso que vibra. Impresiona... hace vibrar, inquieta. La intención de la autora es ... 'escenificar la convivencia con la ciudad' y estas arquitecturas 'cambiantes' que bien pueden ser el reflejo de otras tantas ciudades.

M.Z. tiene la tendencia a romper los espacios conocidos, por demasiado conocidos y de esta manera recomponer unas nuevas escenografías donde situar sus inquietudes. M.Z. ha definido su trabajo como una reflexión contemporánea que tiene interés por la realidad que la rodea, una realidad cambiante. También afirma que el arte ha de traducir el momento histórico y ser un reflejo de la sociedad.

Estas imágenes son producto y sedimento de muchos lenguajes. Esta cualidad contemporánea, gracias a las nuevas tecnologías, permite reflexionar sobre la 'ciudad mutante' como espejo de confluencias, hablando de problemas eternos como el tiempo y el espacio.

Maria Zarraga en un momento dice poner orden al desorden, pero eso ahora seria ordenar el caos, como expresión del desorden vital, como máxima de la entropía. Ella va del tiempo al tiempo atravesando sus espacios, que son los nuestros. Espacios plurales, tiempos comunes.

El actual proyecto de M.Z. para la Galeria Cànem ha obtenido una ayuda de la Fundación Arte y Derecho en la XIV Convocatoria de Ayudas a la Creación Visual.