Inspirado en objetos cotidianos y materiales de tintes nostálgicos e infantiles, Alejandro recrea espacios indefinidos que tienen la capacidad de activar el recuerdo y la sorpresa.

Alejandro Calderón introduce la acción y factor dinámico en su obra simbolizando la transformación a la que inevitablemente está sujeta la existencia, abriéndonos las puertas de la imaginación y la reflexión a través de sus representaciones.

Para ello, el artista recurre a la mutación de los cuerpos y al reflejo de la sombra como simbolismos de esa evolución vital. Las figuras naturales mutan hacia el objeto y los objetos quieren ser naturaleza; una figuración imaginativa que denota el sentido de un estrato de conciencia que va más allá de las percepciones sensoriales.

En estos escenarios, objetos reales e inventados se encuentran con su sombra imaginaria. Reveladora e ... infiel al reflejo superficial de las formas, la sombra se convierte en un componente esencial en el código artístico de Alejandro. Ya no es mero signo o complemento del sujeto, la sombra es protagonista que interactúa con el resto de los elementos de la obra, y portadora del mensaje artístico.

Mundos o espacios imaginarios, donde -como en la vida misma- la belleza se mezcla con lo inexorable del ser y de la existencia.