Se están convirtiendo las inauguraciones de exposiciones en la galería Fernando Serrano de Trigueros, en auténticas tertulias donde las bellas artes, sean cuales fueren, se adueñan del acto, devorándolo pero nutriéndolo al tiempo, dándole un significado que va mucho más allá del mero acto protocolario que una inauguración al uso suele ser.

La idea de iniciar las exposiciones con una tertulia o mesa redonda, parece ser que viene de Juan Carlos Lázaro, el pintor que antecedió a los dos artistas que desde el pasado viernes ofrecen en la citada galería la muestra conjunta "Espacios de fragmentación". El caso es que el viernes, Eduardo Valderrey y Roberto Coromina, ofrecieron al público allí congregado algunos de los detalles y razones que les han movido a realizar este trabajo que roza o pretende introducirse en los complicados vericuetos del deconstructivismo, una tendencia iniciada hace apenas un par de décadas en la literatura y ... muy seguida después en el campo de la arquitectura, que trata de alejarse del patrón de las líneas tradicionales, del plano en la pintura, de la narración lineal en literatura o del rigor de la plomada en la arquitectura.

Para abrir las dos exposiciones que se han encontrado en la galería triguereña, en estos "Espacios de fragmentación", el prestigioso galerista ofreció un cóctel de cava, hierbabuena y naranjas como preludio a su ya tradicional paso por la música antes de dar a conocer las propuestas artísticas. En esta ocasión fue el joven pianista Efraín Callejo Periañez el encargado de poner la nota virtuosa, acompañado en alguno de las piezas musicales por su hermana Noelia Callejo Periañez, una niña aún que deleitó y sorprendió a los asistentes con su prodigioso dominio de la flauta travesera.

Entre los asistentes pudimos ver –y luego oír– a algunos conocidos pintores, como Juan Manuel Seisdedos, Job y Juanma Vidal, que intervendrían luego en un animado debate sobre las tendencias últimas de la pintura y, cómo no, sobre el deconstructivismo. De las palabras de unos y otros, los que allí fuimos simplemente a estar presentes en un acto inaugural, pudimos aprender o tuvimos noticia al menos de los intensos debates que de común mantienen abiertos y vivos las artes plásticas, sobre todo en estos tiempos tan confusos y vertiginosos, en los que las Bellas Artes pretenden, como por supuesto siempre han hecho, derramar luz sobre todos los caminos.

Música y palabras antecedieron al hecho expositivo. Haremos hoy un somero recorrido por las propuestas que han traído a la sala de Trigueros Valderrey y Coromina, toda vez que en los próximos días trataremos de acercar al lector interesado en estas dos exposiciones que confluyen en una tendencia, el deconstructivismo y en la fragmentación de los espacios con distintas intenciones.

Roberto Coromina juega con el espectador enfrentándole a una realidad que se mueve con él. "Twins" es una composición en la que fragmentos de bastidores que no alcanzan a soportar lienzos pintados de azul y de rojo, emergen o se hunden en la sala de la galería y a su alrededor el visitante cree estar viendo ya un color u otro, según su posición, para luego rodear la instalación y entender el juego. En todo caso, como afirmaba el artista, el espectador siempre desea caer una y otra vez en el engaño, en esta peculiar "trompe d’oeil" que busca inquietar y emocionar a un tiempo.

En la sala de arriba el barcelonés Eduardo Valderrey presenta una obra aún abierta y que inició hace unos diez años. Son instantáneas de los alrededores de las grandes ciudades: Londres, Madrid, Nueva York, Berlín… proyectadas sobre espacios fragmentados que rompen con el canon de la ortogonalidad. Deconstructivismo, fragmentación de la realidad que nos sitúa justo frente a la ciudad de hoy. Sin disfraz.

Publicado en El Mundo. Huelva Noticias. El 28 de enero de 2007