No es difícil retener cada obra de Wenceslao Robles en el recuerdo, una vez descubierta, la fuerza que se muestra en cada una de ellas hace que el espectador quede atrapado en un viaje en el tiempo, fascinado por el dibujo sutil que dirige a todo aquel que observa, rompe con todo lo establecido para dar paso a un amplio mundo de sensaciones, es en este momento donde la obra se convierte en un documento con identidad propia mostrando todos los resultado de un trabajo realizado desde la reflexión. El silencio del papel y el cálido ruido del tórculo convive con la destreza del artista creando nuevas historias por contar.

Se muestra en su obra un sinfín de sabores y olores que hace de su Gráfica un trabajo íntimo e inconfundible, donde la investigación forma parte de un proceso exhaustivo ... y espontáneo a la vez. Las técnicas tradicionales dan paso sobre el soporte a sutiles huellas impresas de las nuevas tecnologías, consiguiendo una estabilidad multidisciplinar de la técnica, dejando al espectador con ganas de continuar observando.

Su entorno, edificios escogidos, espacios cotidianos e instrumentos reinventados conforma un lenguaje personal que junto con la destreza en la técnica hace de la obra de Wenceslao un documento gráfico fácil de disfrutar.

Tan solo decir. Pasen y vean.