En su participación en Artesles en el año 2007 inicia ya un camino de alejamiento de la pintura con la obra Vacirezo instalada en la Ermita del Pilar. Consistía en un vídeo que invitaba al espectador a adentrarse por los espacios figurativos matéricos de la pintura de un de un árbol caído en el bosque. Es el comienzo de una reflexión sobre los soportes y las disciplinas artísticas que ha derivado Eudoxia, la exposición que ahora presenta, en la que el verdadero hilo conductor son las inquietudes de un creador que vive y piensa el arte con plena dedicación, como una necesidad casi biológica.

Las obras que componen Eudoxia (nombre tomado de la ciudad invisible de Italo Calvino en la que se inspira) se pueden dividir en un grueso plenamente desarrollado sobre la base del dibujo y otro ... grupo más conceptual que habla del propio medio artístico, como parte de nuestras vidas, en el que también la fotografía y el vídeo -así como la música- son utilizados como soportes para los que colabora con otros artistas como Jorge Fernández Bolado, Alfonso Nieva o el colectivo Planilandia.

Sus dibujos, algunos de gran formato, son minuciosos y preciosistas. Influenciado por los grandes dibujantes de la historia del arte, también por la literatura, la ciencia y la observación de la naturaleza. Alfonso Guazo despliega sobre el lienzo el pulso de un mundo interior creativo a través del dibujo automático, dando rienda suelta a la imaginación en un diálogo intenso y prolongado con la propia obra que termina por generarse a sí misma, devolviendo realidades fantásticas y alucinadas. Sbrouk, Florinda, Artefacto, Elías o Eudoxia son un buen ejemplo de ello. Otra serie de pequeños dibujos hacen referencia, no sin cierta ironía, a la propia factura del universo y nos hablan de densidad, número, energía, escala, estructura, aleatoriedad, estructura, espacio, tiempo o materia.

La muestra se cierra con un vídeo que representa una visita futurista y melancólica a una exposición de pintura jamás realizada en lo que podría ser una capilla artística. Árboles caídos parece ser un homenaje al viejo arte de la pintura en un mundo cada vez más telemático que parece avocado sin remedio a la virtualidad.