Mónica Fuster ofrece una vertiginosa selección de formatos en su exposición en la galería C5 colección: grabados de varias técnicas, vídeos, dibujos, esculturas, obras cinéticas, libros de artista y colaboraciones interdisciplinares. La muestra incluye, incluso, audio y elementos olfativos y, además de ejemplificar una amplia gama de medios, sus piezas se revisten de una gran variedad de estilos. La destreza gráfica va de la mano de una gestualidad conceptual reduccionista. La documentación del land art comparte espacio con delicadas miniaturas de cristal. Obras monocromas en papel acompañan opulentas estampas iluminadas en oro; los guantes de un boxeador se enfrentan a un delicado plumaje.

Incluso a pesar de esta muestra de versatilidad artística, algunos nexos articulan toda la exposición. Motivos que se repiten aparecen y reaparecen en diversas series y bajo distintas formas, creando una red fascinante de referencias metafóricas y cruzadas que generan complejidad y continuidad. Al mismo ... tiempo, cada obra se presenta de un modo -frecuentemente heterodoxo, aunque siempre calculado- que permite extender los límites de su formato y maximizar sus capacidades expresivas, a través de un proceso que investiga su propia naturaleza.

Por encima de todo, a través del trabajo expuesto en C5 colección, Fuster explora de un modo insistente la profunda relación entre la originalidad y la multiplicidad, lo positivo y lo negativo, el tipo y el arquetipo, lo real y lo ficticio. Tal y como la propia artista ha escrito -aunque en un contexto diferente-: "El conjunto de este proyecto no corrobora la existencia de algo, sino que plantea la posibilidad de su existencia." ¿Y qué sería eso sino el acto creativo por excelencia?