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No es esta exposición sino un obligado preámbulo motivado por la corrupción alojada al interior de las instituciones controladas por el partido político PNV y favorecida y protegida arteramente por diversas juezas de Bilbao. Estas obras iniciales, tratan todavía de soslayar o evitar la denuncia directa, pero me niego a no utilizarla en la sabiduría de que, más allá de las formas, la capacidad de imputación del arte aún contiene eficacia. El silencio ni es ni será nunca lo mío. Soy también consciente de que es precisamente mi propio trabajo como persona completamente independiente y libre, el que me ha arrojado a esta maquinada y ajena situación. No perseverar en mi conducta habitual, sería por tanto dar razón a lo despreciable. Que la cultura sea hoy, en términos generales, un mediocre río revuelto de oportunistas silenciosos, un basurero donde políticos corruptos ... y jueces prevaricadores pueden irrumpir impunemente y con total descaro a fin de eliminar la visión de sus escabrosidades, o aún más ciertamente para intercambiar, repartirse y obtener silencios de favor y persistencia de privilegios privados, no es ya hoy obstáculo para que mi trabajo crítico continúe, aún con mayor dedicación. Tras años de ser imposibilitado para su ejercicio a causa de la retención de obras, materiales y taller por el Museo y de una sentencia total e intencionadamente injusta y arbitraria, he de agradecer previamente a personas y entidades como Xavier Sáenz de Gorbea, la Galería Vanguardia, el MEM y a las personas que tras esos nombres soportan con suficiente dignidad la existencia de una posibilidad libre, el acicate y la eventualidad de exhibir mis obras y mi palabra. Este año 2011, gracias al aliciente de invitaciones suyas, he podido comenzar a trabajar de nuevo (doy también las gracias a quienes no han podido apoyar mis derechos: recargan la intención de mi trabajo). Lo menos importante ha consistido en soportar una sentencia tosca, necia y corrupta basada en manipulaciones capciosas, alteraciones documentales y ocultamientos sórdidos, repetidos o tapados servil e intencionadamente por los medios; como todos puedo acostumbrarme a la realidad que nos imponen. De relativa importancia se reviste la falta de voz (cuando no la tergiversación) de artistas que creía afines y el silencio miserable de instituciones públicas o privadas como el IAC que, al tiempo de aumentar interesadamente sus particulares ingresos enmudeciendo, falsamente dicen pretender defendernos. La carga más pesada ha consistido en aguantar la deriva y los embates de mis propios pensamientos frente a la densidad de mi propia soledad. Pero hoy puedo decir que he vencido: poco ha cambiado mi visión personal, poco más la de mi entorno; a lo más reforzar y precisar ideas latentes que me resistía a negar o definir con precisión. Como decía Federico, soy más fuerte y estoy vivo; quizá el más condenado a soportar nuestra eterna soledad, pero quizá el de mayor fortaleza.

Espero que paulatinamente mi obra vaya recuperando la ironía y el sarcasmo dulces que motivaron mis padecimientos. Soy pese a todo pesimista: quizá porque la mediocre realidad permite imaginar, sin disonancia alguna, la similar repetición de mis desgracias. Quizás todos caminamos a un abismo de estupidez más profundo aún que el económico. Quizás... Corruptos, limpios, deformes, honrados, débiles, fuertes... perros y gatos, va por ustedes. ¡Ojo al político infame e infamante y a sus secuaces y sicarios!. Ladran, luego cabalgamos.