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UNA LARGA TRAYECTORIA procura una obra prolija en pintura y escultura: Fernando Mayoral. El Departamento de Cultura ha trabajado durante los últimos meses codo a codo con este artista callado y humilde. Si bien podemos advertir la huella de Fernando Mayoral en las calles salmantinas, nos parecía un importante argumento cultural conocer y hacer visible para los ciudadanos el recorrido por la ingente obra que permanece en su estudio a lo largo de muchos años de trabajo.

Seguramente es el artista de nombre conocido con más medallones en nuestra Plaza Mayor y el artista con más esculturas por las calles salmantinas. Pero quizás el conocimiento y el reconocimiento de las esculturas públicas de Mayoral nos hacen desconocer su otra obra escultórica: la creada por él porque sí, sus piezas pequeñas, aquellas que han servido de boceto para ... la semana santa zamorana o para el monumento en otras ciudades a don Quijote y Sancho, cuando no los retratos de celebridades como Cela o Claudio S. Albornoz.

Por otra parte, parecía de justicia conocer de cerca su obra pictórica, pues nunca había sido reunida de la manera cómo se expone ahora en la sala de la Diputación. Seguramente, no es osadía pensar que la pintura de Mayoral está a la altura de su escultura. Incluso nos atreveríamos a decir que es más íntima porque el artista siempre ha pintado también porque sí, sin concursos ni encargos, sólo porque le tira el lienzo y le emociona el paisaje. Mayoral, en el entorno cultural que nos afecta, es un intermediario para nosotros sin otras intermediaciones que su propio sentido artístico, su capacidad de sentir y transmitir belleza.

En el Departamento de Cultura entendemos que una de las actividades culturales más creativas no es sólo la que proporciona el gusto por visitar una exposición tan emblemática como ésta, sino también, el deseo por rentabilizar las artes plásticas como ensamblaje indispensable entre la cultura y la educación. No podía ser menos dada la importancia que la misma enseñanza ha tenido para Fernando Mayoral.

Su obra es un buen argumento para emocionar a quien la visite en esta antológica de La Salina.