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La Galería Miguel Marcos presenta 'Figuration. Paintings and Drawings', una exposición que recoge, bajo el leitmotiv de lo figurativo, la obra de ocho de los artistas vinculados a la Galería más desta­cados del panorama español de la década de los setenta y principios de los ochenta. Autores que, comprometidos con la generación de la que formaron parte, se ocuparon de enfatizar, difundir o defender la pintura como modo de vida y de pensamiento.

Como ya ocurriera en 'Los años pintados' -muestra comisariada por Juan Manuel Bonet en torno a la colección de Miguel Marcos que pudo verse en Zaragoza (1994), Barcelona (1995) y Gijón (2001)-, la presente exposición es un ejercicio que revisa y recuerda las aportaciones que estos nombres dejaron inscritas en ... el terreno de la figuración. Una colección y unas aportaciones que construyen y definen algunas de las claves determinantes para entender a esta Nueva Generación.

Así, y desde este asidero discursivo, en el espacio galerístico dialogan distintos modos de acerca­miento a la figura viva o inanimada. Distintas formas de ver, de pensar o de comprender que enal­tecen las cualidades y las variedades de lo pictórico, desvelando una infinitud de posibilidades que se articulan no sólo a partir del objeto de representación sino también de los materiales o soportes con los que se corporeizan tales objetos. El resultado, una muestra selecta y heterogénea de obras que evidencian tales cualidades.

En esta heterogeneidad, la pintura terrosa y empastada de Barceló se encuentra con la sutileza y suavidad de los bodegones de Chema Cobo. La firme decisión de la pincelada negra sobre papel de Campano dialoga con la obra que formó parte del famoso Taco de Manolo Quejido, el 'Telefonazo'. Se sitúa la colorista y monumental escena de una cabra y su pastor proyectada por Navarro Bal­deweg frente a las figuras que Carlos Franco distribuye en un formato estrecho y apaisado. Y también confluyen la perspectiva nerviosa de Albacete con el cromatismo refinado de Juan Antonio Aguirre.

Una confluencia en la que, como señala Bonet en el catálogo de la exposición ya nombrada, se comparte un claro interés por abrir un debate en torno a la intensidad de la pintura y por volver a llamar la atención sobre las respuestas que los protagonistas de esta generación dieron a los retos que se plantearon en aquel momento. Un debate que sirve, en definitiva, para pensar 'un presente que sigue mereciendo la pena, y que sigue provocando en nosotros, bastante a menudo, el tan denostado entusiasmo'.

JUAN ANTONIO AGUIRRE (Madrid, 1945) Es un nombre fundamental para entender la pintura de la Espa­ña de los años setenta. Es, junto a Luis Gordillo, descubridor y compañero de la llamada Nueva Generación. En sus inicios se mueve entre una figuración irónica, con tintes ingenuistas, y las simpatías hacia la alternativa representada por el pintor sevillano. En el año 1999 pudo verse una retrospectiva de su trayectoria en el IVAM de Valencia. Ese mismo año realizó una exposición en el Centro Cultural Conde Duque en la que se exhibieron sus obras de los años noventa.

ALFONSO ALBACETE (Antequera, Málaga, 1950) La pintura de Albacete, influenciada por el pop art y la abs­tracción americana, se centra en un cromatismo vital y abierto. Su obra presenta una iconografía marcada por la figura humana, el bodegón y el paisaje, motivos que combina con la abstracción en momentos determinados. En 1988 se le dedicó una retrospectiva en el Museo Español de Arte Contemporáneo, antecesor del actual Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid).

MIQUEL BARCELÓ (Felanitx, Mallorca, 1957) Su proyecto artístico abarca desde telas de gran formato y mu­rales hasta cerámica, escultura, dibujos, litografías o aguafuertes. En su obra destaca una constante reflexión en torno a la naturaleza, el paso del tiempo y los orígenes de determinadas culturas y formas de vida, siendo el Mediterráneo y África dos de sus referentes principales. Ha recibido galardones como el Premio Nacional de Artes Plásticas (1986), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2003) y ha realizado exposiciones en los principales museos de todo el mundo. En el 2008 decoró la Cúpula de la sala XX del Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra.

MIGUEL ÁNGEL CAMPANO (Madrid, 1948) La pintura de sus inicios se caracteriza por una abstracción ba­sada en el minimalismo pero a finales de los 70 su obra, que se hace más gestual, recuerda al Expresionismo Abstracto y a la Escuela de Nueva York. En 1996 recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas. Su trabajo forma parte de colecciones institucionales como la del British Museum (Londres), el Centro Georges Pompidou (París) o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid).

CHEMA COBO (Tarifa, Cádiz, 1952) Su obra se mueve a menudo sobre tonalidades suaves de una extraordi­naria luminosidad que nos permite llegar a la esencia misma de las cosas. Ha expuesto en ciudades tanto del territorio nacional como del internacional. Entre ellas, cabe destacar la que realizó en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla en 1998, una muestra que recogía trabajos de todas las épocas de su trayectoria. Forma parte de la colección de museos como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o el Museum of Contemporary Art de Chicago.

CARLOS FRANCO (Madrid, 1951) Su obra se caracteriza por la recurrencia de motivos simbólicos de la mito­logía clásica o temas del inconsciente. Trabaja desde la yuxtaposición y la voluptuosidad del color, combinando técnicas tradicionales con las nuevas tecnologías. Resolvió brillantemente la fachada de la madrileña Casa de la Panadería, proyecto a partir del cual se llevó a cabo una exposición en el Centro Cultural Conde Duque de la misma ciudad. Sus pinturas han viajado por distintas ciudades de Sudamérica a raíz de una muestra itinerante organizada en el 2004 por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior. En el 2007 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía organizó una muestra del conjunto de su obra gráfica para ser expuesta en el Mo­nasterio de Silos de Burgos.

JUAN NAVARRO BALDEWEG (Santander, 1939) Arquitecto de prestigio internacional, sus tempranas incur­siones en la escultura han sido referenciales para los escultores de toda una generación. Su pintura, de una gran monumentalidad, ha sido definida como un expresionismo abstracto que bebe de cierto clasicismo y de la geometría. Entre sus exposiciones, destaca su antológica en el Museo Español de Arte Contemporáneo en el año 1986, la cual sintetiza aspectos comunes presentes en todas sus reflexiones: un rigor pulcro y silencioso. Sus trabajos forman parte de museos y colecciones de todo el mundo como el Kontmuseum Malmö (Suecia) o The Art Institute of Chicago (Chicago). Es Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2007) y Premio Nacional de Artes Plásticas (1990).

MANOLO QUEJIDO (Sevilla, 1946) Su obra se caracteriza por un colorido vivo cargado de una alegría vital y festiva de pincelada vibrante. Su nombre adquiere especial relevancia en la segunda mitad de los setenta, años en los que se reivindicó notablemente su forma de abordar la tradición matissiana para abrirse a efectos más sueltos propios de la pintura americana. Su producción artística, en la que demuestra una actitud irónica y provocadora, se encuentra en museos y colecciones como las del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) o el Museo Marugame Hirai (Kagawa, Japón). En 1997 tuvo lugar la exposición 'Manolo Quejido. 33 años en resistencia' en el IVAM de Valencia, una muestra en la que se exhibieron cerca de un centenar de sus obras.