Vera Goulart comenzó a dibujar en 1967 para ampliar posteriormente su campo de trabajo a la pintura, la escultura, la instalación, la poesía, el video-performance y el teatro. De formación autodidacta, expone regularmente desde el año 78 en muestras colectivas e individuales, en galerías y museos de diversos países como Brasil, Suiza, Francia, España, Portugal o EE.UU. Actualmente, vive a caballo entre Brasil y Suiza donde tiene sendos talleres en los que da rienda suelta a su creatividad.

Vera concreta situaciones en sus obras que parten de un imaginario muy personal y fantástico vinculado a historias reales que hacen volar su imaginación y liberar su mente. Cree que a través de sus ensoñaciones puede crear una realidad diferente, más poética e incluso utópica; pero al mismo tiempo pretende que esa nueva realidad no exista -quedando tan sólo proyectada en sus ... pensamientos-, y que sea capaz de convertirla en un ser intangible, inmaterial, etéreo.

Esta manera de entender las cosas está íntimamente relacionada con su tránsito vital, que ha marcado profundamente su quehacer artístico. Las dramáticas experiencias que le han acompañado desde niña han llevado a la artista a desarrollar una visión muy peculiar de la vida, de tal modo que los recuerdos se agolpan en su mente y le apartan de la materia, en un viaje surrealista con rumbo aparentemente desconocido.

Las piezas expuestas en la galería -dibujos, grabados y objetos mayoritariamente-, nos convierten en pasajeros invitados a ese viaje tan personal y profundo. Los trazos y las manchas de color destilan dolor, soledad, energía, calor, vida, fin… sensaciones diversas, a veces contradictorias, que se corresponden con cualquier recorrido vital, incluso con éste tan particular. Es quizás el viaje que todos queremos realizar algún día, que no es otro que el que trata de llevarnos hacia nosotros mismos.