Esto es una furgoneta que va por dentro de unas hortensias. Podría ser al revés, pero aquí, ahora, algunas partes de una Citroën C15 han sido diluidas y convertidas en líquido de riego para comenzar un proceso que las va a ir transformando en color de flor.
La hortensia es, que sepamos, la única que varía su color con la acidez del suelo. No es la flor, en realidad, sino la bráctea: el tejido periférico a la flor en sí, y que en el caso de la hortensia es blanca, rosa o azul. A esa periferia, sin serlo, la llamamos flor.
Flor de hortensia, de Hydrangea: la bebedora de agua. Ahora, diluido en agua hay un radiador de aluminio, una aleta de hierro de la carrocería. Bráctea, de brattēa: “fina hoja de metal”. El aluminio será hoja de planta azul, el hierro será hoja rosa. Un líquido sulfuroso de batería diluye un...retrovisor, que riega y nutre la tierra donde la planta vive. De rosa a azul, de azul a blanco o a rosa, el color varía de una floración a otra, con la acidez que aporta o corrige un radiador de aluminio, una aleta de hierro, un espejo retrovisor. Aquí, como siempre y ahora, los electrones bailan.
La Citroën C15, conocida como La indestructible, es un vehículo de trabajo que se aproxima a los 40 años de vida en el filo compartido entre la eternidad y la desaparición; un símbolo aún visible entre tantos de un conjunto de oficios propio de la clase obrera, y un objeto que persiste en el paisaje cada vez más periférico de la capital. La flor aquí no es el centro, la flor rodea. No la flor, la bráctea: fina hoja de metal.
Ahora, en el Patio Sur de Conde Duque, unas hortensias van perdiendo la flor, la hoja y el cuerpo que son, y comienza un ciclo que continuará extramuros hasta la siguiente floración.
Con la colaboración de Cervezas Alhambra.
Entrada actualizada el el 29 sep de 2023
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