En esta exposición se muestran dos series de obras que reproducen formas expresas relacionadas conceptualmente entre sí: Formas y Molinos. La forma es una propiedad de las cosas que se hace patente en el momento que nosotros le asignamos unas características físicas concretas. Es su apariencia externa. Las formas, a veces, poseen reminiscencias derivadas de los objetos que las han generado. Aparecen como organizaciones sensibles y se diferencian entre sí por los diferentes modos de desarrollo que se han utilizado para conformarlas o crearlas. Las formas son, en este sentido, resultado de una huella dejada sobre un soporte por un gesto humano referido a sentimientos, impulsos, pensamientos y propósitos de orden previamente establecidos. Formas y Molinos son el resultado de un proceso de invención y concreción de intenciones y contenidos internos.

La experiencia visual que nos sugiere la serie Molinos muestra una particular visión de las características y los requisitos formales de los objetos que conceptualmente la han originado y de las significaciones funcionales de movimiento que comportan. Un soporte circular dividido por tres ejes lineales muestra arcos o sectores circulares de diferentes amplitudes, intensidades, orientaciones y movimientos. Para comprender las diferentes manifestaciones formales encontradas, es necesario introducir al observador en el proceso de su creación. Proporcionarle los datos necesarios para que sea capaz de extraer la raíz originaria de su invención. La expresión cromática en esta serie es un reflejo de la actividad vital del autor. Una búsqueda y manifestación de la intuición pura. Un modo específico de la espontaneidad en el que la gama de colores utilizados se hace infinita. Una combinación abierta a nuevas asociaciones basada en la experiencia previa del autor y los conocimientos acumulados en el desarrollo de sus proyectos anteriores donde su uso se restringía a combinaciones de colores seleccionadas entre los 64 tonos del sistema de color de Alfred Hickethier.

Las estructuras y características formales de las obras de la serie Formas surgen a partir de la manipulación de las experiencias y construcciones de la serie Molinos. Un conjunto de operaciones de unión o adición de sectores circulares geométricos configuran una nueva macroforma cuyas soluciones formales finales son capaces de producir nuevos significados. Dar sentido a estos nuevos signos que han surgido como parte del proceso constructivo, supondría iniciar una búsqueda de todas las posibles evocaciones que son capaces de generar y presentar como resultado conjuntos de posibles sentidos asociados.

El planteamiento cromático que caracteriza a esas formas es decisivo. Parejas de colores diferenciados entre sí según criterios cromáticos muy diversos: contraste de luminosidad, saturación, complementariedad,... El lenguaje visual es para Julián Gil un medio para interrogarse a sí mismo, para reflexionar y para escoger nuevas vías de trabajo. Gil busca continuamente generar nuevos procesos constructivos que le permitan explorar nuevos mundos formales. El arranque de sus proyectos puede proceder de necesidades, a veces, indefinidas, vagas o, por el contrario, muy concretas. Sus obras no se presentan nunca solas, sino que forman parte de una secuencia que se genera bajo aspectos diversos de un mismo concepto. Estos conceptos sólo son accesibles a través del conocimiento y el uso de un conjunto de modelos y códigos personales que le han acompañado a lo largo de toda su trayectoria.