Conocer sitios y lugares diferentes ha sido siempre una necesidad del ser humano. El impulso de ver y descubrir que hay más allá lo llevamos impreso en nuestros genes. La curiosidad es algo innato, y poder satisfacerla es siempre placentero. Un viaje que puede realizarse físicamente o con la imaginación (habitualmente sucede de ambas formas de manera simultánea), lo que además nos proporciona el aliciente de hacernos soñar con nuevos mundos y sugerentes paisajes, de soñar con emprender nuevos caminos que nunca se sabe a dónde nos llevarán. 14 obras en lienzo, madera y papel van pavimentando este recorrido por los paisajes de mi geografía imaginada, donde cada lugar es diferente al anterior, haciendo del camino una constante experiencia de descubrimiento continuo.