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El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo presenta la exposición "Geopolíticas de la Animación" que muestra más de sesenta obras de imágenes en movimiento. Por primera vez en España se recoge de forma tan extensa ... la historia de la animación en su vertiente artística.

La muestra, cuyo comisario es Juan Antonio Álvarez Reyes, plantea dos formas de acercamiento a este género: una histórica, en la que a modo ejemplar se incluyen trabajos de autores clásicos significativos para la temática que aquí se aborda, y otra geográfica más extensa, en la que se ofrecen producciones contemporáneas. Estas cintas han sido realizadas por creadores de todo el mundo, quienes han empleado una abundante gama de técnicas propias del cine de animación, es decir, de la cinematografía "imagen a imagen", utilizando procedimientos como el dibujo animado, la plastilina o la animación digital por ordenador.

Esta selección de películas, presentadas en versión "monocanal" mediante proyecciones de gran formato a modo de esculturas audiovisuales, o mediante instalaciones multimedia, brindan al espectador la oportunidad de comprobar que la animación como expresión artística puede ser considerada un lenguaje visual "tardomoderno", implicado en el análisis crítico de los modos de construcción de los imaginarios colectivos más recientes. La animación, ligada a la industria del entretenimiento, ha estado desde sus inicios vinculada a la difusión de modelos ideológicos y sistemas de comprensión del mundo, constituyendo, por tanto, un lenguaje idóneo para intentar cartografiar la "colonianidad global" del presente.

Como marco de referencia temporal, en "Geopolíticas de la Animación" se ofrece un selección de autores clásicos, entre los que figuran Segundo de Chomón, Lotte Reininger, Kenzo Masaoka o Norman Mclaren. Sus obras son el testimonio del conocimiento histórico del cine de animación, una manifestación artística que ha valido tanto para la reflexión crítica individual, como para la difusión de propagandas ideológicas de todo tipo. Quizás su vinculación desde el origen a las que se consideran dos de las principales riquezas de la infancia- sus secretos y sus silencios- explique algo de su éxito creciente.

Además de estos y otros clásicos, la muestra incluye obras de creadores contemporáneos tan dispares como Narda Alvarado, Kolkoz o Gili Dolev, cuyo trabajo permite realizar en un mismo espacio un concentrado viaje "entremundos"; junto a propuestas como la de Zhou Xiaohu, que nos acercan una visión cínica de los iconos mediáticos "made in USA", y otras como las siluetas de Kara Walker, que nos recuerdan los trágicos conflictos raciales de "El viejo sur" norteamericano. Animaciones indispensables para entender la historia de un territorio como las William Kentridge; sutilmente críticas con el desmesurado crecimiento urbano como las de Nils Norman o Tintin Wulia; simplemente poéticas como las de Takashi Ishida o Naoyuki Tsuji; políticamente comprometidas como las de Extramücadele o Nathalie Djurberg… Sin olvidar aquellas que reinterpretan la narrativa tradicional de sus comunidades de origen, así, la obra de Tomoko Konoike nos acerca al "anime" japonés, o creaciones como la de Robin Rhode nos traen a la memoria los "cuentacuentos" africanos.

Las temáticas abordadas son múltiples: sociedades postcoloniales, flujos migratorios, críticas a políticas autoritarias y totalitaristas, la crisis ecológica, las consecuencias de la guerra, la fiebre del consumismo, pero también el desapego familiar, la inquietud existencial en las megalópolis contemporáneas, el sentir de la absurdidad y vacío personal, la pérdida de intimidad y de memoria histórica, la aparición de nuevas figuras transnacionales heroicas, angelicales o demoníacas en el tercer milenio.

Por inocentes que puedan parecer, especialmente en el cine de animación infantil, las representaciones llevan implícitas ideas respecto a los valores y la moral de las culturas donde surgen y de las relaciones entre éstas y otras ajenas. Una de las intenciones que tiene esta exposición, organizada como un sistema de yuxtaposiciones de obras concretas, es precisamente ofrecer al espectador datos para comprender e incorporar al propio, otros mundos manifiestamente distintos.

Para ello, se plantean historias animadas suficientemente evocadoras que constatan migraciones de formas culturales que fueron canónicas en otros tiempos y hoy se han convertido en moneda de cambio expresivo, perversiones, pues, de formas del pasado, para diseñar representaciones contemporáneas. Estas obras dan cuenta entonces de cómo, a pesar de las imposiciones culturales extensivas en el mundo de hoy, ciertos flujos de sensibilidad, desacordes con ideologías y mitologías dominantes, consiguen desparramarse, fluir y germinar en lugares del conocimiento fuera de controles centralizadores, utilizando y quizás recuperando, una técnica tan antigua a la vez que libre como la del "dibujo en movimiento": la animación.

El cine registra imágenes reales en movimiento continuo descomponiéndolo en un número discreto de imágenes por segundo. Sin embargo, en la animación no existe movimiento real que registrar, sino que se producen las imágenes una por una de forma que al proyectarse consecutivamente se produzca la ilusión de movimiento. Mientras el cine analiza y descompone un movimiento real, el cine de animación construye un movimiento inexistente en la realidad.

Esta peculiaridad permite al creador elaborar narraciones insólitas, crear mundos de ficción en los que todo es posible, donde las leyes de la física o de la metafísica pueden ser transgredidas. A esto se une la música, los efectos sonoros o especiales que refuerzan el componente dramático, subrayando la fuerza teatral de la narración. Se revive así, gracias a la técnica de la linterna mágica, la idea industrial del siglo XIX de recrear imágenes pintadas, de conseguir mundos mágicos en miniatura, de modernizar las sombras chinescas. La aparición progresiva de nuevos inventos técnicos, la fotografía, el cinematógrafo, el vídeo o sofisticación de la imagen digital, hace cada vez más complejas las representaciones animadas. Eso, unido a la evolución de las técnicas, la transformación de la economía y la desarticulación de órdenes culturales absolutos, ofrece un gran teatro del mundo de nuestros días, del que esta exposición da cuenta de modo acertado y somero.