Galería OMR se complace en presentar el proyecto de Julieta Aranda Ghost Nets, una exposición en dos movimientos.
El primer movimiento de la exposición está en la planta baja, la nueva serie de trabajo que Julieta Aranda ha creado a partir de su interés en la pesca fantasma y las redes fantasmas. En la planta alta se encuentra el segundo movimiento: la reflexión de Aranda sobre sus propias redes y su conexión con otros artistas. Este segundo movimiento presenta obras de los artistas invitados: Saâdane Afif, Natalie Czech, Jean-Pascal Flavien, Liam Gillick, Pedro Neves Marques, Trevor Paglen, Spiritsfully X Fictions (Franck Audoux y Valerie Chartrain), Anri Sala y Michael John Whelan, todos ellos han sido interlocutores invaluables y compañeros de conversación, así como fuentes de inspiración para el trabajo de la artista a lo largo de los años. Huesos... no pueden ser únicamente arquitectura, material, soporte, estructura, motor. Nos falta mirar...hacia los huesos con verdadera imaginación sobre su función, sobre el conocimiento que poseen. Recientemente hemos descubierto a las bacterias, y nos sentimos fascinados por ellas: nos encanta la idea de ser poseídos por millones de microorganismos, incluso podemos imaginar a las bacterias como una especie de órgano descentralizado que desafía la centralidad biológica e histórica del cerebro. En las bacterias encontramos conectividad, elocuencia, la posibilidad de formar colectividades. Es decir que, las vemos políticamente. Las bacterias son nuestra forma de imaginar tanto la nanotecnología, como la inteligencia artificial en un mundo de adentro hacia afuera.
Los huesos, por el contrario, pertenecen al terreno silencioso: tendemos a entenderlos como el “white cube”, el cubo blanco de la vida, una especie de estructura aburrida pero necesaria que ni siquiera tuvo la oportunidad de una “crítica ósea” adecuada o un renacimiento de el calcio. Sin embargo, nada más allá de la verdad. Hace apenas una década la osteocalcina, una proteína descubierta durante el siglo pasado, ha demostrado jugar un papel crucial en la regulación del azúcar en la sangre. En otras palabras: ¿quién hubiera pensado en los huesos como un órgano endocrino que juega un papel directo en nuestra memoria y estado de ánimo? E voilà! Esta es la razón por la cual los protagonistas de la última instalación de Julieta Aranda, son huesos.
Los huesos no son sólo los portadores de la memoria de la vida, sino que también son sus mayores preservadores. No son meras cápsulas duras que revelan el pasado al ser analizadas en el presente, sino agentes activos contra el declive cognitivo relacionado con la edad. En esta exposición, la artista conecta la presencia de los huesos con otra estructura: una serie de formas cúbicas proyectadas planas, de modo que podemos ver todas sus caras simultáneamente. Estos cubos - que también existen como una instalación física - han sido desarrollados a partir de el interés continuo de Julieta Aranda en los crucigramas como estructuras que nos ayudan a visualizar la disparidad entre una imagen y su palabra correspondiente. Y así los huesos son un almacén de memoria, y los cubos son un almacén de palabras, de la misma manera que el hielo de las capas polares es un almacén de antiguas formas de vida. Igualmente lo es la arena sobre la cual descansan los huesos, también un almacén de las millones de criaturas que existieron en los mares en otros tiempos. Y después están las cuerdas, las redes fantasma, que dan título a la exposición. Las cuerdas están allí marcando las afinidades, los vínculos y accidentes que rodean la narrativa donde todos los elementos de la exposición juegan juntos, haciendo visibles las conexiones a menudo invisibles que nos unen a las cosas, al mundo.... y que nos mantienen unidos los unos a los otros.
El trabajo de Aranda siempre se ha caracterizado por un interés en el tiempo como material, pero la artista también tiene una gran afinidad con otros elementos, por ejemplo el agua. Es necesario imaginar esta exposición llena de agua, como un escenario bajo el mar o como una exposición que tiene lugar dentro de un órgano. Las obras son secas, pero tampoco están secas, porque lo que alimenta la vida es líquido y la memoria no es sólo información, también es una forma fascinante de humedad. La humedad es un rasgo de todos los tejidos de la vida, y también es el lugar del género femenino. Es esta críptica pero efectiva forma de interrelacionar nociones abstractas con su encarnación, con sus dimensiones invisibles, con las posibles fantasías sobre la posibilidad de un nuevo tipo de vida, lo que define las más recientes obras de Julieta Aranda. El tiempo no es una noción abstracta que podamos encontrar encarnada en objetos naturales y tecnológicos, el tiempo es también el elemento que permite a todos nuestros órganos contemplar la posibilidad de una transformación radical en la forma en que encajamos las ideas de poder, género y raza, y vida hacia el futuro.
Texto por Chus Martínez
Entrada actualizada el el 07 jun de 2018
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