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La idea de partida surge de la reflexión de que siempre que se hace algo, se deja de hacer otra cosa. Frecuentemente es mucho o más lo que se deja de hacer que lo que se hace. Así, podemos pensar cualquier acto, en negativo, como la definición de todo aquello que se deja de hacer.

Dentro de este conjunto inabarcable de cosas que no se hacen, algunas adquieren mayor preponderancia o significado. Por ejemplo, si conduciendo mi coche paso de largo un accidente, en una carretera secundaria, en el medio de la noche, puedo estar dejando de hacer muchas cosas: rascarme una oreja, sonreir, llamar por teléfono ... a un amigo; pero, sobre todo, estoy dejando de prestar una ayuda, tal vez vital.

Las obras de arte pueden también indicar, como parte esencial de su significado, lo que dejan de hacer.

Una pareja de arquitectos, ante el encargo de remodelar una plaza de una ciudad, van a conocer el espacio. Encuentran un lugar tranquilo, recogido, cubierto de árboles, con niños jugando y ancianos conversando. Deciden dejar de hacer esa remodelación encargada; su proyecto consiste en establecer medidas de conservación y mantenimiento de la plaza tal y como está.

O dejar de hacer se convierte en una actividad positiva, el negarse a construír construye una idea.

La ausencia es un lugar mental para la meditación. El artista que cierra la puerta de la galería, impidiéndonos entrar, nos está diciendo, mediante este dejar de hacer una exposición, que el acto artístico puede estar en otro sitio, seguramente en la calle, en la experiencia cotidiana.

Si trasladamos el dejar de hacer a la esfera de lo social, pensamos inmediatamente en el beneficio derivado del dejar de hacer ciertas promociones inmobiliarias, algunas actuaciones urbanísticas. Por otra parte, también encontramos situaciones en las que este no hacer adquiere un carácter negativo.

PROPUESTA EXPOSITIVA

Con esta idea, proponemos generar proyectos que trabajen desde lo artístico hacia lo social, que generen metáforas capaces de cuestionar lo que se hace en este espacio, a través de una poética del dejar de hacer.

La resolución expositiva combina obras en formato escultórico, audiovisual, fotográfico y pictórico, conformando un espacio en el que la mezcla de códigos y soportes crea una narratividad heterogénea que aborda la temática de la exposición desde posiciones estéticas diversas que van desde un acercamiento intimista en el que el dejar de hacer es tratado como una opción vital; a otros acercamientos más sociales, a través de los que se alude a problemas como la proliferación urbanística; pasando por acercamientos a partir de la propia tarea artística, entendida como una dinámica de alternancia entre el hacer y el no hacer. La estética de la ausencia, del error, del ensayo y la poética del fracaso, el absurdo y lo improductivo, son elementos muy presentes en las obras que componen esta exposición.