Su obra, casi nunca figurativa, investiga sobre las geometrías, los vacíos, la transición entre líneas rectas y curvas y la falsa simetría, buscando una armonía entre la obra y el espacio que se transmite al espectador. La frialdad de la piedra contrasta con la delicadeza de las formas curvas y la sinuosidad de los vacíos interiores, consiguiendo un equilibrio armónico muy característico en sus creaciones.

Asimismo, en su obra también observamos el contraste que supone la coexistencia de esculturas rotundas en las que la piedra se presenta con toda su contundencia como una pieza monolítica junto a otras mucho más etéreas en las que el vacío le gana el pulso a la materia.