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El arte textil contemporáneo español ha demostrado en la última década una renovada fuerza expresiva, debido, en particular, a dos aspectos que han servido para caracterizarlo y significarlo: una ampliación en el uso de diferentes materiales asociados al tradicional manejo de las técnicas textiles; y la incorporación de nuevos lenguajes asociativos producto de la práctica de técnicas artísticas provenientes del lenguaje común del arte contemporáneo. De este modo, materiales como el plástico, el hierro; telas anteriormente poco valoradas como la loneta u otros derivados del algodón o de fibras vegetales; la incorporación del soporte como elemento artístico, superando la tradicional puesta en escena del arte textil; y el uso del gran formato; son aspectos y elementos cada vez más comunes en el arte textil contemporáneo español actual. Además. Si a esto le sumamos el uso de las trasferencias gráficas como ... una técnica que tiene amplios seguidores entre los artistas españoles; así como la apropiación y reinterpretación de lenguajes propios de cine y la fotografía, el movimiento minimalista, el expresionismo abstracto, el conceptualismo; por no hablar ya de la recuperación de ciertos artificios expresivos como el trampantojo; nos encontramos ante un panorama muy dinámico y variado, que ha sabido no sólo adecuarse a un mundo en constante transmutación de lenguajes, sino sobrevivir en un panorama artístico muy competitivo, marcado por una búsqueda, hasta cierto punto desquiciante, originalidad.

La muestra que nos ofrece la GALERIA PARADA 54, es un buen reflejo de lo que hemos señalado. En ella se conjugan ese carácter que desde siempre ha identificado al arte textil contemporáneo español: el apego por cierta tradición artesanal en la confección de la obra, sin que ello suponga, renunciar a la innovación y la búsqueda constante en la renovación de los lenguajes.

Los siete artistas que en ella participan -seis mujeres y un hombre- constituyen sin duda una selección muy representativa de lo que se hace hoy en el panorama del arte textil contemporáneo español. Todos ellos son artistas con una larga trayectoria artística tanto en España como en el resto de Europa.

ANTONIO FERNÁNDEZ ALVIRA, tiene ya una larga trayectoria artística sustentada en varios premios y proyectos de investigación. En base a un dibujo implacable que vive a camino entre el clasicismo renacentista y la fuerza expresiva de un Francis Bacon, Fernández Alvira nos propone una reflexión en relación con lo masculino como una etiqueta que más que definir al hombre lo limita como individuo pleno. Como el mismo define su propuesta, 'el hecho de elegir el bordado no es algo dejado al azar o a lo meramente estético. A través de este se hace referencia ir tejiendo la personalidad con los hilos de los sentimientos y vivencias. Imitando los patrones que conforman ese traje que se llama masculinidad'.

AMPARO DE LA SOTA es una artista en la que se conjuga precisamente ese carácter entre la tradición y la modernidad que destacábamos anteriormente del arte textil español. Unido a su hacer artesano, que recoge la ya antigua tradición artística española del encaje y los tejidos a ganchillo, se encuentra esa disposición para apoderarse de las formas repetitivas del minimalismo y del abstraccionismo geométrico. Como ella misma afirma: 'Intentando plasmar todo esto en su obra y conseguir ese ritmo y ese movimiento, manteniendo al mismo tiempo la sensación de equilibrio, serenidad y calma'.

CRISTINA GÁMEZ despliega en su obra todo un arsenal de citas y contra-citas sobre el mundo moderno y sus medios; en una puesta al día de un neobarroco en el que el cine, la televisión, la fotografía, la publicidad y los juegos tradicionales del trampantojo, se combinan para hablarnos de la imagen como artificio. En este sentido, el arte se convierte en cita de su propia historiografía; y la imagen más que proponerse como reflejo, se propone objeto que reflexiona sobre su propia naturaleza estética. 'Las cortinas -afirma Cristina Gámez- delimitan el territorio entre el espacio de la representación o ficción, y el de la realidad, como lo hacían los pintores barrocos, entre ellos Vermeer del que se ha extraído una de las cortinas'.

MARÍA MUÑOZ, es una artista madrileña preocupada por la vida y lo vivido. Su pintura, cálida y en ciertos momentos de una fuerte agresividad coloristica, nunca deja indiferente al espectador. La técnica del collage (rasga pinta y cose) se convierte así en una búsqueda que plasma pequeñas vivencias de la artista que se convierten en significativas durante el proceso de creación. Así, un trozo de seda o de algodón, combinado con una frase y el referente onírico de las figuras infantiles, convierten a sus obras en instantáneas de su diario de vivencias; como ella misma afirma con estas significativas palabras: 'Por un momento, la respiración se para. Y surge un puente que comunica mi interior con lo que ocurre fuera. La emoción de estar viva'.

La obra de MARIA ORTEGA es elegante y sobria. Dos aspectos que ella sabe manejar con maestría para ofrecer un manejo enigmático del tiempo creativo, que termina encapsulado en sus trasferencias gráficas. ORTEGA es una artista que se siente cómoda expresando situaciones a punto de hacer crisis; en un discurso que es cercano al mismo Hitchcock, y como las imágenes del director de cine, su obra es compleja y abierta a múltiples interpretaciones. Al final, como ella afirma: 'Todos pendemos de un hilo de luz'.

PAULINA PARRA es otra de las artistas de esta muestra preocupada por el encapsular el tiempo y la mirada en formas que se aíslan del exterior. Sus artefactos nos recuerdan a aquellos discos de arena y líquido que construyen paisajes imaginados al hacerlos girar. Con la diferencia que los 'paisajes encapsulados' de PAULINA PARRA han quedado congelados en la mirada creativa de la artista, dejando marcado para siempre su destino: 'Existe una clara relación causa -efecto en cuanto a lo que uno hace en el presente y las consecuencias que tenga en el futuro, lo que uno hizo en el pasado y como se desarrolla el presente, esa ley del Karma de la que hablan los Hinduistas, según la cual cada acto tiene su consecuencia tanto en esta vida como en las siguientes'.

PRADO DE FATA es la última de los siete artistas de esta muestra excelente del arte textil contemporáneo español que presenta la GALERIA PARADA 54 de la ciudad de México.

PRADO usa el kakemono (una forma de expresión artística del minimalismo japonesa que tiene su origen en China, generalmente de pintura o caligrafía que cuelga de las paredes en forma alargada vertical) como un elemento conceptual que reduce el objeto a un ensimismamiento meditativo. Así, la serialidad formal, combinada con la alternancia de ciertos colores primarios, se convierte en 'un proceso -afirma PRADO DE FATA- en el que se depura lo accesorio, intentando despojar lo superfluo, desnudando la obra para que sirva de expresión al silencio interior, la serenidad y el sosiego'.