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La muestra “El Hombre.com-se” presenta el espacio que rodea al hombre como un espacio multicultural, un crisol de comunicaciones e interrelaciones, que puede convertirse en una barrera, en un espacio de conflicto e incomprensión.

La obra de Quaresma es la de un artista comprometido con su tiempo, con los desafíos que generan los grandes conflictos haciendo, con su pintura, guiños a acontecimientos políticos y sociales actuales. Quizás, porque una de sus máximas es “sólo el hombre cambia la sociedad” recurre a la representación del cuerpo humano constantemente; Quaresma recupera la figura humana hasta ofrecerle un lugar casi sagrado en sus lienzos, ... dicha espiritualidad se refleja, en ocasiones, a partir de imágenes bíblicas como la cruz, la manzana, Adán y Eva. El cuerpo de hombre, rara vez pinta mujeres, asume una fuerza expresiva inusual al perder uno de sus rasgos fundamentales: la cabeza, las difumina, esconde, descompone etc. La presencia del cuerpo, en sus lienzos y fotografías, y la transfiguración de la cabeza, mantiene al hombre como portador de sensaciones, pero sin abandonar la racionalidad cuya representación siempre la ha ostentado la cabeza.

Ese desencuentro entre cabeza y cuerpo, entre sensación y racionalidad, es explotado en sus cuadros llevándolo más allá del límite natural de la obra que es el marco. Los sentimientos los muestra a partir de las manos, los pliegues de los músculos y los claroscuros de las figuras contrastados con fondos negros y rojos.

La directora del IVAM, Consuelo Ciscar ha manifestado que “la obra de Quaresma está llena de luces y sombras, en ella, la luz le da al espacio la dimensión y la necesidad de la vida, aunque en muchas de sus pinturas, aparece como el fin que viene a completar con la fotografía…” “Tanto en la ramificaciones sensoriales de los cuerpos como en las representaciones de sus performances, intuimos una gran emoción, motivada posiblemente por la necesidad que esos cuerpos tienen en trascender…”