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MUJERES ... CONDENADAS (...) Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires, De toda realidad desdeñosos espíritus, Ansiosas de infinito, devotas, satiresas, Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.

Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno, Hermanas mías! os amo y os ruego compasión, Por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed Y las urnas de amor que vuestro pecho encierra. Charles Baudelaire

El título de esta canción, perteneciente al primer álbum de Velvet Underground, es más que adecuada para dar nombre a esta exposición monográfica que reúne la obra reciente de la artista malagueña Florencia Rojas.

Muchos artistas han indagado sobre sí mismos observando en sus propios rostros y utilizando espejos. Y es que en la literatura, el espejo tiene un papel entre mágico y perverso. Florencia Rojas utiliza el cuerpo femenino como vehículo de un mensaje personal que convierte en un mensaje universal: quiere ser nuestro espejo y al mismo tiempo reflejarse a sí misma.

La función del espejo en occidente es contradictoria: por un lado encarna el atributo de la vanidad, y representa la soledad del narcisismo; por otra parte, también puede simbolizar el conocimiento y la verdad de uno mismo.

Un espejo es siempre una superficie misteriosa donde nos podemos interrogar sobre el paso del tiempo, la identidad, el misterio de las cosas y su relación con nosotros, la distorsión de la imagen y la sorpresa, el juego y la ironía.

Dentro del arte, el retrato y el autorretrato fomentarían la idea especular de la imagen. Ese deseo de ser mirados y la obsesión por esa devolución de las miradas encontrarán su satisfacción en la fotografía, además los espectadores contemporáneos han cambiado su forma de contemplar las obras contaminándola con la subjetividad: la vida personal y la fantasía lo impregnan todo, es casi imposible que exista una mirada fría y objetiva frente a una obra. En el arte antiguo, el espectador se podía plantar frente a la obra sin implicarse y conmoverse con lo que estaba viendo. En el arte contemporáneo, esa visión se quiebra y el espectador tiene que mirar contemplándose también a sí mismo.

El significado del espejo va más allá de su función práctica, a lo largo de los siglos se ha relacionado con una serie de simbolismos mágicos.

En el capítulo El alma como sombra y como reflejo, James Frazer sostiene que los hombres primitivos consideraban a su sombra o su imagen reflejada como su alma, como parte vital de sí mismo, y por lo tanto, algo peligrosamente vulnerable. Cualquiera que maltratara o quisiera dañar esa sombra o ese reflejo, haría que el dueño de la misma lo sufriera.

El 'Diccionario de Símbolos', de Juan E. Cirlot, se ofrece su punto de vista sobre lo que supone el espejo: es el símbolo de la conciencia para reproducir los pensamientos del mundo y al mismo tiempo el órgano de autocontemplación y reflejo del universo, asociándolo con el mito de Narciso. También es lunar, como las mujeres, por su condición reflejante y pasiva. Además, el espejo es la puerta para la disociación, para pasar al otro lado, como el personaje de Alicia de Lewis Carroll. Es asimismo símbolo de los gemelos, por la duplicidad de lo reflejado o el símbolo de la verdad, por su fidelidad a reproducir lo que muestra.

La misma dicotomía está presente entre la naturaleza benéfica y maléfica de la mujer, y se remonta a la representación religiosa medieval, que también perdura al despuntar el Renacimiento, que asocia a Eva como madre de todos los males, y a María como la redentora.

Por un lado, el cuerpo de la mujer aparece como testimonio divino por su belleza, pero ésta aún se percibe como un peligro al ser fuente del pecado, la lujuria y la perversión.

El trabajo de Florencia Rojas es sin genero de dudas autobiográfico, supone una exploración crítica de asuntos relacionados con la cultura visual contemporánea, tratados desde una óptica compleja en la que participan diferentes enfoques provenientes de distintas sugestiones: culto de una belleza sobrenatural, extraña, perturbadora, o triste, la combinación y alteración de supuestas ingenuidades o artificios, el punto de encuentro de polos opuestos, en un juego de reflejos y distorsiones donde la misma artista se define mentirosa.

Reconozco a las mujeres condenadas de Baudelaire, donde el poeta utiliza alegorías tradicionales para describir la idiosincrasia de lo femenino y cuya base tiene carácter dicotómico (Bien-Mal / diosa-demonio) y al mismo tiempo el concepto de antinaturaleza y artificio, de las teorías poéticas de E. A. Poe. Para ambos autores, la belleza no tiene un valor ornamental, no se trata de una perfección etérea, sino que existe como algo humano y terrenal que se define por lo perverso, satánico, extraño e incluso grotesco.

En la serie 'Vírgenes' la artista fusiona retratos de mujeres con imágenes de estatuas de fotografiadas previamente. Estas Vírgenes esconden representaciones clásicas, casi mitológicas. Entre las representaciones clásicas más destacadas se puede encontrar todo un prisma femenino de personajes mitológicos en el límite entre sagrado y profano: la esfinge, las sirenas, las estriges, las amazonas, o las bacantes. Esculpe los personajes, les quita la voluntad y la conciencia hasta convertirlos en bodegones humanos.

El Vértigo es una particular sensación de falta de equilibrio que se presenta como una alucinación rotatoria de movimiento. En esta serie aparecen los rasgos más enigmáticos y fantasmales de la feminidad, en algunos de los retratos lo que percibimos no es miedo a caer sino deseo de volar. Es el miedo cotidiano, el vértigo de vivir, intentando mantener siempre el equilibrio.

En Cuidados intensivos la artista quiere llevar a cabo un ejercicio de responsabilidad con sus personajes y con ella misma, conocerse y curarse.

Florencia Rojas está presente en todas esas caras que retrata, el autorretrato con el que presenta su exposición I'll be your mirror es una clara declaración de intenciones: ella misma se confunde en sus personajes. Es tu espejo, pero solo reflejará la parte que quiere que percibas, así que ten cuidado con lo que ves, podría gustarte demasiado o aterrarte.