Esta “Ilusión Óptica” que nos presenta María en la Casa de la Cultura de Fuengirola, nos muestra el trabajo de su última etapa, que ya apuntaba en su primera exposición. Se trata de una labor llena de insinuación, con un cierto halo de misterio, luces que van y vienen, elementos que dejan huellas, y aunque parezca una contradicción, María llena los espacios oscuros de luces moradas y rosas, amarillas y naranjas, verdes y azules, y así con todos los colores que en ese momento posea lo fotografiado, todo ello mediatizado por el instante; “un tiempo de exposición intuido” el instante se alía con ella y ella con el instante, dos milímetros más o menos de movimiento en su muñeca, y la foto no sería esta, sino otra que posiblemente no fuese válida. Es quizás aquí donde radica lo interesante: la alianza entre el destino y ... María, que nos transportan hacia espacios nuevos, sitios, lugares y zonas donde nuestra retina nunca han estado ni podrán estar porque nuestros ojos no pueden alargar ni congelar la luz.