Un cuerpo sin terminar. La pintura de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) se nos ofrece como un caleidoscopio donde germina la forma psíquica. Dividido el mundo entre el raciocinio y la inconsciencia, este artista insiste en contraponer el automatismo frente a la reflexión y derivar de ahí un afluente de imágenes móviles, vibratorias.
Su creación de planos pictóricos se inscribe en el universo del "collage" y su pintura es vibratoria, ácida, equidistante. En ella hay colores estridentes y patrones abstractos en la opacidad de una frontera que oscila entre lo geométrico y lo irregular. Los variados fragmentos de realidad incorporados a sus pinturas, ya fundidos en su universo personal, germinan en un "contexto transicional" en donde las partes conviven orgánicamente, como si ese universo reflejase una mente en actividad continua. Y así, las referencias a la psique humana resultan fundamentales para este artista español. Gordillo emprende un viaje de auto-análisis a partir...de cortes, desajustes, superposiciones y dislocaciones, de tal modo que proporciona, en sus lienzos, engranajes pictóricos dinámicos, como si la imagen se plegara hacia sí misma articulando movimientos propios del orden de lo mental. Esta acumulación de figuraciones abstractas generan, de tal suerte, una electricidad fluida, como un diluirse de la imagen vibrando en un eco insondable -más allá del lienzo mismo.
Al contrario de las estrategias de la abstracción geométrica en pintura, se destaca el "naturalismo biomórfico" del arte de Gordillo como una consecuencia de su plasticidad en términos de soltura y divagación. Los formatos expansivos de sus pinturas son así germinaciones de los procesos psíquicos cuando se los representa en este medio, de tal modo que los paisajes abstractos que su inconsciente elabora en los procesos de creación denotan un mundo visceral, laberíntico por sus desfases y acumulaciones. Surge así un territorio interior que deriva en ensoñaciones táctiles: una implantación de sueños, una visceralidad seriada.
La uniformidad de la pintura de Gordillo, sabemos, no es gratuita: hay siempre una unidad creciente dentro del conjunto de su obra. Si bien la persona misma del artista parece ser el centro de su arte, aún así su proceder se aleja del viciado "egotismo" que atrapa a los artistas. No se trata aquí de conocer la figura de este pintor en su especificidad, sino contemplar en su pintura la proyección de un bagaje inconsciente en transformación y tránsito, formas ya impersonales en que el espectador se refleja si se manifiesta ese otro orden de la experiencia.
Tras licenciarse en Derecho, Luis Gordillo comienza su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Durante el desarrollo de su carrera ha sabido asimilar de un modo personal los nuevos lenguajes creativos de las últimas cinco décadas. A la configuración de una estética propia le acompaña, de manera paralela, su interés por plantear nuevos discursos desde el conocimiento e interés por el psicoanálisis.
Muestra de la importancia de su trabajo han sido la multitud de reconocimientos recibidos, entre otros: Premio Nacional de Artes Plásticas Españolas (1981), Premio Andalucía de las Artes Plásticas (1991), Medalla de Oro de las Bellas Artes (1996), Premio Velázquez (2007), Doctor Honoris Causa por la Facultad de Bellas Artes de Cuenca (2008). Su antológica Tropical Iceberg, en el Museo Reina Sofía en el 2007, fue votada exposición del año en España. Además sus obras están en algunas de las colecciones más importantes: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), Museo de Bellas Artes de Bilbao, Instituto Valenciano de Arte Moderno, Fundación La Caixa (Barcelona), Patio Herreriano (Valladolid) y Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.
Entrada actualizada el el 11 may de 2016
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