Ingo Giezendanner vive y trabaja en Zurich, Suiza; artista flaneur y viajero.

Cuando nos acercamos a su obra, en un primer vistazo, tanto su estética en blanco y negro, como el trazo del rotulador, nos recuerdan los diseños de un libro de cómic, pero el nivel de complejidad es mayor. La actitud de Giezendanner es similar a la de un documentalista, con sensibilidad cercana a la de un etnógrafo o de un sociólogo, que estudia, filta y restituye del modo más objetivo posible la realidad que lo rodea.

El elemento principal en el trabajo de Ingo son las ciudades, al ser en el ambiente urbano donde mayor densidad de contrastes y multiplicidad de temas se pueden encontrar en el mundo contemporáneo.

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En esta intervención, como en general en todos sus trabajos, todas las ciudades pasan a un plano donde lugar y acción se reúnen, a pesar de la heterogeneidad que normalmente las caracteriza. Ingo se centra, más que en los lugares emblemáticos de las ciudades, en los detalles que constituyen la esencia del espacio urbano, concentrándose en la ciudad como espacio vivido y como indicador de una historia, en cuyo centro se encuentran, en un análisis último, lso seres humanos con sus necesidades y sus manías.

Registros, lugares, imágenes y sensaciones se funden, convirtiéndose simbólicamente en una serie de advertencias desprovistas de cualquier moralismo, en contra de cualquier tentativa de jerarquización o de simplificación arbitraría de la complejidad del mundo contemporáneo.