Inquietudes Topográficas apunta a la creación de una realidad pictórica a partir de la experiencia, es decir, de la realidad entendida como la vida cotidiana en la que se recolectan imágenes de diversas fuentes: periódicos, revistas, internet y otras capturadas por la artista al observar su entorno. Algunas de estás imágenes se materializan en las necesarias impresiones resultando una documentación que es observada y reinterpretada desde la pintura o el quehacer pictórico, como quien trata de descubrir y describir un terreno. Las pinturas de Mónica configuran su intento por comprender esa cotidianidad, su interés por condensar en un plano bidimensional los fragmentos de ese diario vivir que permean y calan el cuerpo, aunque destacando que se trata continuamente de un proceso inconcluso en el que se entremezclan a manera de superposición y/o yuxtaposición, las relaciones entre natural/artificial y vida personal/práctica artística.