Insolubilia: Acertijo que no tiene solución.
La exposición Insolubilia, de Anapurna, capta el momento en que descubrimos la verdad: el cazador ha sido cazado. Las imágenes reproducen a la humanidad atrapada en su bucle existencial, ahora digitalizado y procesado, expuesto y reducido. La secuencia visual de un instante decisivo: el enigma insoluble.
La perplejidad viene a ser el fundamento de una vida contemplativa y el sustento del Arte. Es nuestra capacidad de asombro la que contribuye a revelar el sentido oculto en lo real. La energía original del Arte surge de esta perplejidad. Y de una impetuosa sagacidad creativa. El artista observa y se asombra, percibe el temblor esencial. Y da forma a la suprema sospecha: quizá no haya un lugar a dónde ir, ni posibilidad alguna de salir corriendo. No hay refugio. No hay consuelo.
La figura del cazador que en Insolubilia se transforma en cazado vendría a ser la metáfora del...mundo que se devora a sí mismo. Busca a su presa, pero las huellas que rastrea son las que él mismo ha dejado en el camino. Recorre el sendero de su itinerario vital y pronto se dará alcance. La misma naturaleza causa pavor.
A través de la técnica Anapurna sustenta su alegórica narrativa: seguir el hilo con que ha sido bordado el tapiz es entrar en el laberinto de la existencia. Bordar es cultivar un estado de meditación y calma. No es solo una destreza manual. En el acto repetitivo de dar puntada tras puntada se evoca el silencio germinal en donde acabará la enloquecida carrera hacia ningún lugar.
La Mona Lisa, con su límpida mirada, su irónica sonrisa, soporta el ruido de un mundo perturbado. Los iconos de nuestro tiempo -Amazon, Whatsapp, Apple, Google…, marcas de la angustia tecnológica- enturbian la templanza de la Mujer que durante siglos nos ha observado con paciencia.
Anapurna expone en Insolubilia la secuencia plástica de un movimiento paradójico: el cazador es su captura, se ha dado alcance y se devorará. Allí dónde lo inmóvil no deja de girar sobre sí mismo se produce la perturbada colisión del mundo. La naturaleza conflictiva de la existencia parece señalar un lugar donde el desenlace sea posible. Pero la sospecha del absurdo se mantiene tenazmente contra toda ilusión.
Texto de Basilio Baltasar
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Anapurna es el alter ego de Ana Sainz Quesada.
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona se especializó en ilustración en el IED Madrid, donde ha desarrollado su actividad artística durante varios años.
Trabaja diferentes disciplinas artísticas y se siente atraída igualmente por el dibujo, la pintura, el bordado o el grabado. También pinta paredes en espacios rurales y urbanos, trabaja la narrativa gráfica para niños y adultos y, en su tiempo libre, diseña y cose sus propias prendas. Es sobretodo amante de leer y dibujar cómics. En 2015 recibió el premio Fnac-Salamandra Graphic por su primera novela gráfica, Chucrut.
Sus historias se han publicado en revistas como Larva (Colombia), Kiblind magazine (Francia) o Jot Down (España).
Expuso su serie de grabados Intimidades en la Staatliche der Bildende Kunsteen Karlsruhe (2015, Alemania) y su proyecto colectivo Junglepussy –junto al artista visual Grip Face- en la galería Miscelánea (2017, Barcelona) y este mismo més participa en una colectiva comisariada por el mismo Grip Face en SC Gallery (Bilbao).
Insolubilia es su primera exposición individual.
Imágenes de la Exposición
Anapurna — Cortesía de la galería La Causa
Entrada actualizada el el 12 mar de 2019
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