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Tres generaciones de artistas se unen en la nueva exposición que bajo el título Itinerarios Propios inaugura la galería Fernando Pradilla de Madrid. La muestra toma como fundamento una selección de obras representativas de ocho destacados artistas, entre españoles y latinoamericanos, que subrayan los derroteros plásticos por los que ha atravesado el trabajo de cada uno y que articulan aquellos aspectos técnicos, lingüísticos y expresivos que han devenido en conceptos clave y definitorios de sus trayectorias creativas. Son piezas que procuran traducir los posicionamientos de sus creadores ante las muchas e híbridas direcciones que revela el arte contemporáneo. Integran la muestra los artistas Marcos López (Santa Fe, Argentina, 1958),César ... Delgado (Madrid, 1961), Emilio Gañán (Plasencia, Cáceres, 1971), Germán Gómez(Gijón, 1972), Moisés Mahiques (Quatretonda, Valencia, 1976), Marco Mojica (Barranquilla, Colombia, 1976), Alejandro Bombín (Madrid, 1985) y Diego Vallejo (Salamanca, 1986).

Marcos López ha escenificado la fotografía. La construcción de su imagen fotográfica se sustenta en la recreación de parcelas de la vida cotidiana que son percibidas como representaciones simuladas de una realidad que, por compleja y dramática, exigen otro acercamiento. Para López, sus fotografías son 'teatralizaciones urbanas en las grandes ciudades de América Latina. Da lo mismo México, Sao Paulo o Buenos Aires. Es un juego con una trampa: hay una profunda angustia existencial en los personajes, vacío, cierto escepticismo por el futuro, pero todo decorado como si fuera un carnaval carioca. Estereotipos de alegría latina. Países de cartón pintado. Shopping centers que se tambalean azotados por los vientos patagónicos. La patria como un borroso recuerdo de infancia'

Las nuevas tecnologías, analógicas y digitales, han ido penetrando cada vez más las prácticas artísticas contemporáneas, con lo que han propiciado nuevas y distintas soluciones a la representación de las imágenes. La pintura se ha visto influida de manera muy especial por la utilización de estos recursos y la obra de César Delgado de los últimos años, refleja su presencia de manera significativa. 'Aunque el tema de mi obra sea la gramática y la historia de la pintura abstracta, el ordenador ha ido conquistando cada vez más protagonismo en los diez últimos años de mi trabajo; y aunque nunca he producido una obra que no contuviera un alto porcentaje analógico en el proceso, en algunos trabajos cómo el que presento en Itinerarios Propios, las herramientas y posibilidades que ofrece lo digital se llegan a convertir no sólo en parte determinante de la concepción y producción de la pieza, sino también en el principal nutriente plástico.'

Para Emilio Gañán, el ejercicio plástico se sustenta en los planteamientos geométricos y el rigor compositivo. Su plástica se ha desarrollado 'dentro de lo que, debido a su calidez y a su sensualidad material tan lejana del minimalismo, se denominó Geometría Sensible. Me ha interesado siempre ese diálogo oculto entre sensación y razón; ese vago control que nos habla de la precisión de una manera lírica. Las líneas determinan la morfología de mi pintura. La mirada fluye sobre el dibujo y nos percatamos de la composición. Es algo así como un espacio que se expande y renuncia a su capacidad representativa quedando restringido a sus propias energías: líneas que se combinan, sugieren y desmienten la tercera dimensión en una ambigua perversión formal. El objetivo es un momento de contemplación interior lejos del aluvión de imágenes de los media y el ruido.'

Dos invariantes han marcado la obra del artista Germán Gómez: la autobiografía como acto creativo para explorar su experiencia vital y la deconstrucción de la imagen fotográfica y sus soportes, proponiendo una obra manipulada, apartada de su bidimensionalidad, y aferrada a sus propias vivencias. Para Itinerarios Propios, Germán Gómez presenta un nuevo proyecto: Deconstruyendo ciudades, 'una serie que comienza en 2013 con mi estancia en EEUU. La arquitectura es aquí el tema central del trabajo; paisajes urbanos, imágenes en las que la oscuridad de anocheceres o contraluces desde ventanales, se convierten, una vez más, en un diario personal. Técnicamente, la fotografía se desmorona, contraponiendo la rigidez de la arquitectura con las formas ondulantes de estas obras que parecen estar construidas de fracturas fotográficas, y en las que la tridimensionalidad vuelve a estar presente. La imagen, con toda su carga y presencia, da la impresión de estar a punto de desplomarse frente al espectador'

La obra de Moisés Mahiques toma el pulso a la sociedad contemporánea en su relación con el individuo, impugnando sus estructuras de comunicación. Se vale del dibujo para 'cuestionar algunos valores relativos a la identidad del individuo, sus conflictos, su contexto y su incapacidad para integrarse en un sistema que le es cada vez más complejo y en el que a menudo le cuesta reconocerse en los resortes que lo regulan y estructuran. Me acerco a su representación como un ejercicio de reflexión individual, de autoexploración ante el propio caos y ante su imposibilidad de socialización. De este modo, el cuerpo a través del dibujo se convierte en una disyuntiva entre la idea que tenemos de nosotros mismos y la máscara con la que nos esforzamos por vivir nuestro yo socializado'. El planteamiento apuesta por un concepto de trabajo performativo, partiendo de un material previo de documentación para desarrollar una propuesta. En cierto modo, todo el trabajo se concibe como un work in progress que en algunos casos se expande en otros formatos como la animación, donde conceptos como el desorden, la despersonalización, la identidad, lo ajeno, el drama, la precipitación, el tiempo... toman forma.'

La posmodernidad en las artes visuales ha estado marcada por una constante transferencia de códigos, por una permanente resignificación icónica. La obra del artista colombiano Marco Mojicase apoya en los procesos de apropiación de imágenes con un propósito re y descontextualizador. El artista afirma que su trabajo 'es el resultado de encuentros inesperados. Encuentros y asociaciones en la ficción del dibujo o la pintura. Un guante americano con el logo emblemático de un museo, en letras al estilo 'Bling Bling', esa onomatopeya que le dio el nombre a toda una cultura visual del exceso, para muchos de muy, muy mal gusto; para otros muy popular, es en resumidas cuentas, un encuentro de lo popular, con lo culto, del 'buen gusto' con el 'mal gusto', dando como resultado la imagen de un objeto extraño por sus orígenes, cargado de humor, sobre todo si llegase a tener un uso práctico en la vida real.'

Alejandro Bombín desarrolla una obra voluntariamente intervenida, en la que la imagen se descompone y recompone a partir de procesos apoyados por la tecnología. Su trabajo se centra en la redirección de nuestra percepción, explorando el constante error de apreciación en la comunicación visual. La obra seleccionada para esta muestra combina el material gráfico original del que ha partido y la obra resultante. Con postales de una serie de parejas 'he compuesto un discurso común, para evidenciar su mensaje velado. Después las he sometido a un escaneado accidentado, generando un error digital, un glitch. El resultado es una hibridación de dos imágenes que potencia y añade una serie de connotaciones a las originales, invitándonos a reconsiderar su inocencia. Llevar esta composición al campo del dibujo permite dotarla de carácter objetual, como el de sus predecesoras. Cuando el espectador compare las postales originales con el dibujo final, observará correspondencias con una serie de singularidades, que aluden a la transitoriedad de la imagen y a nuestra capacidad limitada para almacenarla y recordarla sin efectuar cambios en ella. Este proyecto nos habla sobre cómo nos apropiamos constantemente de la imagen y amplifica la dimensión comunicativa que supone su intercambio.'

Cierra la muestra el más joven de los artistas participantes, Diego Vallejo. Su trabajo, pictórico y dibujístico, se centra en la especificidad de la percepción de la imagen. Para Vallejo 'la pintura ha de entenderse como las pistas o fragmentos de la imagen condenada a ser observada. Planteo preguntas sobre los modos de (des)codificación del lenguaje pictórico, la aprehensión de la realidad a través de las imágenes y de la posición del espectador en su función lingüística como observador. Es de este modo, cuando dicha condena a mirar toma toda su importancia y dota a la imagen cotidiana de un nuevo valor discursivo en la que sólo se hallan fragmentos de la realidad desde la ausencia de la presencia, en la que en la observador se ve abocado a tomar una presencia dentro de una narración aparentemente inconexa'.