Tramas sutiles, hábil y delicadamente tejidas con monedas o varillas de acero, determinan estos reducidos espacios con los que Robert nos lleva a su lado más íntimo, quizás porque estas esculturas que se pueden coger entre las manos requieren ese trato cálido que dedicamos a las pequeñas y preciadas piezas. Jaulas cómodas para un habitante, a veces real a veces imaginario: cautivo complacido de este armonioso lugar.

Robert Harding, Birmingan 1951, es uno de nuestros escultores más internacionales, además de su obra de taller, ha participado y continua haciéndolo en multitud de simposium por todo el mundo, su obra a veces permanece en estos lugares otras veces son intervenciones efímeras: el arte de la construcción del paisaje. De un modo u otro la obra de Robert es siempre un gusto para los sentidos.