J.L. Río nace en 1972 en Castellón de la Plana. Casi desde niño siente la inquietud de dibujar y contar historias, por lo que pronto se decanta por la creación en el mundo del cómic.

Completamente autodidacta, cultivará sus pinceles colaborando, e incluso dirigiendo a veces, diversas revistas de aficionados. Formando parte de varios colectivos artísticos, participa en exposiciones y performances.

Posteriormente, colabora con la empresa Digital Key en el diseño de personajes. Este trabajo le sirve para introducirse en el fascinante universo del dibujo por ordenador, y particularmente del color. Comienza entonces una prolífica carrera como colorista de cómics, que le llevará a publicar sus trabajos tanto en Estados Unidos como en Francia.

Afincado en La Cala del Moral desde hace 8 años, decide abandonar el color y reinventarse a sí mismo como ilustrador y portadista, siempre utilizando las técnicas por ordenador, pero con un estilo cada vez más realista.

Es en el gremio de los artistas publicitarios e ilustradores comerciales en el que actualmente desarrolla casi toda su actividad creativa. Como él mismo reconoce, se trata de un mundo de 'artistas mercenarios', supeditados habitualmente a las necesidades de algún editor y con plazos de entrega que raramente se pueden cumplir.

Pero el artista también necesita experimentar, recrearse y plasmar todo aquello que le impacta, le gusta, o simplemente le apetece. Por ello, independientemente de sus trabajos más comerciales, se dedica a investigar nuevas técnicas, eligiendo para sus trabajos temas de su entorno más cercano.

Una labor fascinante y creativa, en el que, una vez comenzada, es imposible predecir a que resultado nos conducirá cada obra, pues cada una de ellas tiene vida propia. El artista se deja llevar, dejando que los colores, las texturas y los sentimientos fluyan libremente.

JLRio nos ofrece en esta exposición su arte sorprendente con un estilo pictórico realista, pero realizado aplicando las tecnologías del diseño por ordenador. Se trata de una visión melancólica y romántica de rincones y costumbres de nuestra tierra, que, como dice el propio artista, tan generosamente le ha acogido.