La Galería Isabel Ignacio inaugura la temporada 2009/2010 con el joven artista granadino José Piñar. Esta primera muestra individual del artista en la galería sevillana recoge toda una serie de nuevos trabajos hechos en lienzo y en papel que se cobijan bajo una misma dinámica de intenciones, la de huir sistemáticamente de cualquier proceso mental activador de ideas ya pensadas. Así pues, contrariamente a lo que había sido su manera de pintar hasta ahora, el propio artista nos revela que en sus últimas obras 'no hay nada de proceso, ni unas líneas formales que van desarrollándose a través de la repetición, la geometría, las series lógicas ni, sobre todo, el uso sistemático del color'. De este modo, Piñar ha indagado por el universo de la pintura automática, aislando posibles arquetipos cerebrales y dejando libre la mano intuitiva, llegando incluso a afirmar que 'la experiencia sensorial ... es el único motivo por el que actualmente pinto'.

Su anterior análisis sobre el color en los medios mecánicos de reproducción de la imagen, ha dado paso en esta nueva etapa a la improvisación sistémica y absoluta, ocupada su cabeza ahora en la loca idea de pintar cualquier cosa que de repente surja, sin más intención que la de la misma espontaneidad artística. Lo que más le seduce a Piñar de todo este proceso creativo no es sólo agarrar cada momento estelar y materializarlo sino el llegar incluso a pintar algo que ni siquiera se le había pasado antes por la cabeza.

Como él reconoce, 'es precisamente esta idea, sumada al profundo aburrimiento que me produce la teorización del arte la que me ha llevado últimamente a mirar mucho hacia fuera. Ahora me gusta componer mis exposiciones con una acumulación de imágenes, si pueden ser muy dispares, mejor '. En todo este desarrollo, el artista ha necesitado alimentarse fervorosamente de estímulos externos, dejarse inundar por imágenes de diversas índoles y estar alerta a la sugestión en cualquier momento. Por ello, fuentes como la ilustración, el arte callejero, los cómics, los escaparates de tiendas y el paisaje urbano, han sido compañeros de viaje en esta nueva incursión pictórica de José Piñar.