Su obra es un trabajo interior, puede ser un tiburón una niña una jaula o un avión todas parten de un mundo interior de introspección de crítica de dolor.

Cada una de las obras componen un pedazo de la personalidad del propio autor cargada de simbolos sarcasmos palabras que no están pero se ven se leen y hasta se tocan.

Metáforas visuales para atrapar al espectador.

Juán Carlos Castillo no entiende el arte sin el compromiso con el tiempo ni la critica al mundo en el cual le toca vivir.

En la exposición que presenta en Galería Espacio Kubiko titulada 'El Clavadista' aborda el mismo tema y desde el mismo punto de vista conformando asi una especie de trilogía que funciona por unidades y en conjunto.

Rompecabezas donde las piezas tienen sentido propio y que al embonarse adquieren sentido de colectividad. La base de esta serie la conforma ahondar un poco mas en las enfermedades de nuestra época, la depresión el trastorno bipolar.

La enfermedad provocadora que coloca al individuo al borde de un trampolín entre la vida y la muerte entre el todo y el vacío entre un camino de luz y otro de sombas.

Ese gen que lleva a sus portadores del infierno al paraiso de la libertad a la esclavitud.

Juán carlos Castillo no hace ciencia ficción recoge la vida de la calle la suya y la de otros.

Sus imágenes ejercen el poder extraordinario de decirnos y preguntarnos. Sus caras son máscaras en donde se oculta el y nos encontramos los espectadores donde habita el hombre y el artista.