Llama la atención pensar que 28 años después de su primera exposición monográfica en Van Dyck, Kiker pueda seguir sorprendiendo con su pintura... y ¡de qué manera! Aún siendo el artista más antiguo de la galería y el único que ha expuesto todos los años desde la inauguración de esta sala, tanto la dirección, como el público o sus colegas artistas, continúan admirando su capacidad de invención, su habilidad técnica y su constante e incansable evolución.

La exposición de este año, como no podía ser de otra manera, da fe de todo ello. Ironía, crítica social, humor, erotismo e ingenio se cuelan en cada una de las obras, entre la pintura y los collages, las esculturas y los materiales reutilizados, convirtiendo cada pieza en una explosión de colores y mensajes.

Así por ejemplo un cuadro de un soplaflautas ... no es sólo eso; es un mundo lleno de detalles, un pergamino transformado en telón de fondo, una figura imaginaria como protagonista y una burla, quizás, como trasfondo de todo ello.

Y así sucede con todas sus obras. Hay que tener en cuenta que Kiker es un artista con un deseo voraz de comunicar e ironizar sobre nuestra sociedad, que pretende enseñarnos el mundo a través de sus ojos, convirtiendo la pintura en su particular medio de comunicación.

Por ello, todo lo que está a su alcance es susceptible de ser transformado en una obra de arte: pinceles, restos de cerámicas, cartas, piedras, muñecos... juegan un papel especial dentro del cuadro, como lo hicieran en los ready-made de Duchamp, Picabia o Man Ray a principios del s.XX.

Kiker recurre a la nostalgia, rindiendo homenaje a la cuidad de Gijón en una serie que titula 'San Chillida, San Pedro y San Lorenzo', o recordando a uno de sus artistas fetiche en la serie 'To Bosch'. El retrato que hace de Francis Bacon y que presenta en exclusiva en esta exposición, es una de las grandes piezas de la muestra pues condensa los principales rasgos de su pintura, haciendo destacar su especial habilidad para el dibujo, patente también en los retratos de los indignados del 15M.

No querríamos terminar estas líneas sin aludir brevemente a la riqueza cromática que domina la exposición de este año y que parece querer infundir un toque de positivismo en el espectador, contagiándole de la especial alegría de este singular artista.

¡Enhorabuena Kiker!