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La primera instalación ... se titula El sueño de vivir. En un gran espacio se presenta la alcoba de la madre con unas esculturas en bronce que representan a niñas en actitud de escudriñar ciertos objetos escondidos de sus madres. Esta obsesiva búsqueda de la vida en los lugares de la madre invade hábitos, recuerdos, sueños, dudas y terrores de la hija.

De madres a hijas es el título de la segunda instalación conformada por 14 pares de sillas sobredimensionadas, enfrentadas y entrelazadas por retales de tela blanca, que abordan los relatos de amor y desamor entre la madre y la hija, sus rivalidades y reproches, y la irrupción del dolor en el largo proceso de búsqueda de la identidad de la adolescente.

Un conjunto de doce maletas de fieltro articulan la obra La maleta de mi madre convertida en metáfora cardinal de toda la exposición. La vida convertida en continuo tránsito, de niña a mujer, de hijas a madres, de aprendices de vida, a preceptoras de legados. La maleta se convierte en el recipiente simbólico donde se guardan y transfieren los objetos más preciados de las madres, pero también en símbolo que personifica la partida, la distancia y el cambio, el abandono del hogar y la pérdida de la madre.

La instalación Tiempo de arroz y sal escenifica, a través de una gran barca de plomo que contiene novecientas toallas blancas, la necesidad de la transición, del viaje, y de la partida. Según la propia artista 'es el momento en el que la mujer busca una nueva identidad, intenta reconocerse como madre, ya no como hija. Es el camino más largo: la educación, el cuidado, la soledad, al final la infertilidad. Una y otra vez intentamos buscar nuestro lugar, una y otra vez intentamos reconocernos como mujer. En el tránsito, intentamos depurar el legado, vamos limpiando las dudas, los errores, los desvelos, etc. La hija aparece como lazo entre el pasado y el futuro. A través de los ojos de la hija volvemos a ver a la propia madre, somos el eslabón entre el antes y el después.'

La instalación El paso del legado configura el capítulo final de esta narración: en esta obra se aborda el paso del testigo, la transmisión del legado y su preparación para un nuevo tránsito: el camino hacia la muerte.

Con motivo de la muestra se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas y reúne textos de Barbara Steffen, Consuelo Ciscar Natividad Navalón, Gertraud Diem-Wille y una entrevista entre la artista y la comisaria de la exposición.

Natividad Navalón es una de las artistas que protagonizaron la gran transformación de la práctica escultórica acaecida en España a finales de los años 80 del siglo XX. Vinculada su trayectoria a la práctica de la instalación, en su obra encontramos importantes vínculos con el discurso feminista, la poesía y la narrativa realizada por mujeres, en las que se abordan problemáticas como la identidad y el cuerpo de la mujer, el miedo, la lucha y la opresión, la soledad, la incomunicación o la emancipación.

Estudió escultura en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos y se doctoró en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia.

Ha sido vicedecana y directora del área de escultura en la Facultad de Bellas Artes de Altea de la Universidad Miguel Hernández. En la actualidad, imparte clases como catedrática de proyectos en el departamento de escultura de la Universidad Politécnica de Valencia.

Sus proyectos para espacios específicos se han presentado en numerosos museos y diferentes espacios de diversos países: Sala Parpalló en Valencia, Casal Solleric, Mallorca, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museum moderner Kunst Stiftung Ludwig de Viena, Centro de Desarrollo de Artes Visuales de la Habana (Cuba), Museo Mie Prefectural Art Museum de Japón, Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, y EX - Teresa/Arte Alternativo, Mexico.