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Lo que Carmen de la Guerra y Javier Díez (comisarios de la muestra) proponen con su exposición es un recorrido por las estéticas de la fotografía del último siglo -casi- de la vida española, de la mano de la privilegiada mirada de los premios nacionales de fotografía, un empeño que sorprende que a nadie se le hubiera ocurrido antes.

Como tantas cosas ocurren en este país estaba ahí, esperando a que alguien tuviese la idea. Y ellos la tuvieron. Una mirada en la que reconocerse y descubrirse, entre la poética, la filosofía y la propia realidad, con nuestra particular forma de llevar el surrealismo a la vida cotidiana, y matrimoniarlo con un cierto ... misticismo irreverente en algunos de los casos que conforman nuestra mejor tradición cultural de Quevedo a Buñuel, como bien analizó con su finura habitual Emilio Sanz de Soto.

De la realidad y sus maneras de acercarse a ella, interpretarla, redescubrirla, amarla, cuestionarla, o desde esa fidelidad asombrosa que la recrea, porque en el arte no cabe otra cosa. Como decía Duane Michals, el arte debe conmover, si carece de emoción es decoración...