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Este es un proyecto de preguntas y dudas, de pocas certezas. Y queremos afrontarlo de cara, conscientes de que en el Arte siempre ha habido fronteras y también quienes las han roto. No a la manera de los pioneros que, intencionadamente, han abierto brechas en ellas sino más bien, de aquellos que ya sea de forma fortuita, ya sea de forma consciente e incluso inconsciente, han contribuido desde el margen a mirar de una manera, nada convencional, su entorno más próximo.

La exposición está estructurada en tres apartados: La línea, Retratos, El límite.

La línea.

Quizás sea el límite más claro ... que ha tenido el hombre en toda la Historia. La síntesis de lo representado acaba siempre en la línea, desde la Prehistoria hasta la Bauhaus. Ese terreno que representa la línea y que roza lo impersonal, sólo adquiere expresividad a través del talento del artista.

El retrato.

Con el retrato, una de las apuestas más arriesgadas de la exposición, pretendemos revisar un género tradicional, y ya algo en desuso, desde una mirada de la frontera, de la interpretación.

Retratos inquietantes de personas reales se verán las caras con otros absolutamente idealizados, sintéticos.

El límite.

Las fronteras ya están deshechas. Las obras se expanden, ocupan espacios que en principio no le corresponden. Un poema que está en la pared nos enseña cómo se llegó a sintetizar para que la autora dejara sólo lo esencial; una escultura-instalación que se puede expandir hasta el infinito... y ¿un instrumento musical-escultura o escultura-instrumento musical?

¿Dónde están los límites para definir el orden y la cualidad de las cosas?