Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Un soneto es un paisaje vertical. El celaje de los cuartetos parece desplegarse con cierta fluidez. El segundo terceto (primer término, denso, terrenal) puede venir un dios a imponerlo en su evidencia. De condición esquiva, es el primer terceto el que resiste, como herida rebelde a la sutura. Es donde está el trabajo. Pasar del cuatro al tres: tarea que roza lo imposible. Hay que aterrizar, pero cómo, dar cuenta de un salto que del ojo al cerebro se extravía. Un esfuerzo agotador. ¿Por qué? Se trata de la figura del horizonte, es decir del pánico.
Asomarse al interior 05, Nuevos horizontes en la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate. Comisariada por Mariano Anós.
Todo paisaje es un paisaje con figuras. Es en realidad la loca empresa de afanarse en borrar las figuras que lo asedian. Reducir el terror, quizá para encontrarle otra distancia que nunca será la del reposo. No le está permitido. Pintar un paisaje es afrontar el horizonte de la derrota. La aventura estará en la peripecia de llegar hasta ella, ser capaz de reconocerla y tener el valor de retirarse susurrándose al oído: ya está, no puedo más, acepto sostener el intervalo hasta la próxima derrota. Una y otra vez inacabando: un paisaje es por fuerza plural, jirones de una terca sucesión de fracasos. Beckett: “Fracasa otra vez, fracasa mejor”.
Aparato digestivo de lo real que escapa siempre, que no hace otra cosa que escapar (y sólo su escapar es lo que de verdad nos pertenece), la figura del horizonte multiplica sus disfraces hasta el vértigo, pues el vértigo al fin es la misión que tiene encomendada. Y qué vamos a hacer sino caer en sus disfraces, recomenzando siempre, como el mar, como Claude, como Turner, como Rothko, como cualquiera que, libre de dioses, se atreva a aventurarse en el temblor de lo sagrado.
Pues el paisaje tiembla: es lo que tiembla. El formato qué importa. Qué importa el ciervo, la montaña, el puente, el surco, la alameda. Queda el temblor, abismándose. Porque “hay una grieta en todas las cosas, así es como entra la luz” (Leonard Cohen lo dejó cantado). La herida de la luz, la que salva del agujero negro, exige una renuncia a lo completo. Se pinta si acaso, justamente, la grieta, eso que no está ahí, que pertenece al tiempo de antes de lo que está ahí, y al que estará después. De manera que (María Zambrano lo dejó escrito) el problema de la pintura no es el espacio, sino el tiempo. El problema es tratar de entender en qué consiste ese problema. Quien pinta espera no entenderlo nunca.
Tal vez una mujer embarazada entienda algo. A espaldas del reloj, en una calma furiosa, custodia el tiempo, lo desmide. No dice nada. No tiene nada que decir. Por si acaso, no está de más la precaución de ponerla por testigo, haciéndose cargo de todas las figuras huidas, borraduras del horizonte.
Mariano Anós
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ASOMARSE AL INTERIOR
Nuevos horizontes en la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate
Estudiar y documentar los fondos que integran la Colección Beulas-Sarrate han sido y continúan siendo los objetivos principales del CDAN. Fundación Beulas. El catálogo editado con motivo de la exposición Una geografía personal. Colección Beulas-Sarrate, que inauguró el Centro, inició este camino que se fortalece.
Si en la citada exposición Una geografía personal. Colección Beulas-Sarrate, las obras seleccionadas incidían en el interés y sobre todo en la complicidad plástica o vital, o todo a un tiempo, de José Beulas y su esposa María Sarrate con la obra de determinados artistas a lo largo de los años, el proyecto que ahora se presenta pretende abrir nuevos horizontes a aquella geografía personal.
Andrés Neuman anota que la generosidad también consiste en permitir que nos ofrezcan. José Beulas y María Sarrate ofrecieron a la ciudad de Huesca la colección de obras de arte que habían atesorado para la contemplación, el disfrute y el conocimiento públicos. Corresponde ahora ofrecer a los coleccionistas que reunieron las obras y a todos los espectadores nuevas miradas de lectores artísticos vinculados a los más diversos ámbitos de la cultura y del conocimiento. Serán sus miradas privilegiadas y únicas las que nos ofrezcan nuevos encuentros, renovadas interpretaciones y decisivos impulsos de futuro.
Sabemos que una obra de arte nos invita siempre a explorar nuevos horizontes de conocimiento, y en este impulso, la experiencia de las personas invitadas a participar en este trabajo ampliarán límites, con el objetivo de abrir nuevos horizontes a la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate, escenario en el que intervendrán con sus propuestas de trabajo.
Esta iniciativa, por tanto, sigue las líneas marcadas por la Fundación Beulas y la propia dirección del centro. Para ello, una de las salas del CDAN. Fundación Beulas estará dedicada de modo habitual a la presentación de las obras de la Colección Beulas-Sarrate que hayan sido seleccionadas por cada uno de los invitados a participar en el proyecto. La exposición irá acompañada de un folleto que incluirá el montaje propuesto acompañado de un texto en el que se aborden los argumentos que han impulsado la elección de unas u otras obras.
En el transcurso del tiempo, estos nuevos horizontes serán reunidos en una publicación que agrupará los ejercicios reflexivos y visuales, con el objetivo de contribuir a un mejor conocimiento y una mayor difusión del Legado Beulas.
Tiempos y espacios fragmentados convergen en este proyecto en una geografía personal que decidió ser pública para abrirse a la mirada de los demás, invitándoles a asomarse al interior.
La intuición y la capacidad reflexiva han sido los argumentos que han prevalecido en la elección de las personas invitadas a mirar y contemplar las obras de la Colección Beulas- Sarrate en el ánimo de fortalecer nuevas visiones.
El proyecto se abre en una primera fase a diez invitados, cuyas propuestas serán presentadas en el CDAN. Fundación Beulas en función del programa de exposiciones del centro. El primer horizonte fue el presentado por el artista aragonés Fernando Sinaga, al que han seguido en 2007 las propuestas del músico oscense Juanjo Javierre, el escritor Manuel Vilas y el pintor Enrique Larroy. 2008 inicia con el proyecto de Mariano Anós (actor, director de teatro y pintor ), al que seguirán Vicente Villarrocha (pintor), Jorge Gay (pintor). Dentro de la línea de trabajo pedagógico realizada desde el CDAN. Fundación Beulas, otra de las propuestas será la realizada por un grupo de alumnos y profesores que hayan participado en las actividades del CDAN. Un soneto es un paisaje vertical. El celaje de los cuartetos parece desplegarse con cierta fluidez. El segundo terceto (primer término, denso, terrenal) puede venir un dios a imponerlo en su evidencia. De condición esquiva, es el primer terceto el que resiste, como herida rebelde a la sutura. Es donde está el trabajo. Pasar del cuatro al tres: tarea que roza lo imposible. Hay que aterrizar, pero cómo, dar cuenta de un salto que del ojo al cerebro se extravía. Un esfuerzo agotador. ¿Por qué? Se trata de la figura del horizonte, es decir del pánico.
Todo paisaje es un paisaje con figuras. Es en realidad la loca empresa de afanarse en borrar las figuras que lo asedian. Reducir el terror, quizá para encontrarle otra distancia que nunca será la del reposo. No le está permitido. Pintar un paisaje es afrontar el horizonte de la derrota. La aventura estará en la peripecia de llegar hasta ella, ser capaz de reconocerla y tener el valor de retirarse susurrándose al oído: ya está, no puedo más, acepto sostener el intervalo hasta la próxima derrota. Una y otra vez inacabando: un paisaje es por fuerza plural, jirones de una terca sucesión de fracasos. Beckett: “Fracasa otra vez, fracasa mejor”.
Aparato digestivo de lo real que escapa siempre, que no hace otra cosa que escapar (y sólo su escapar es lo que de verdad nos pertenece), la figura del horizonte multiplica sus disfraces hasta el vértigo, pues el vértigo al fin es la misión que tiene encomendada. Y qué vamos a hacer sino caer en sus disfraces, recomenzando siempre, como el mar, como Claude, como Turner, como Rothko, como cualquiera que, libre de dioses, se atreva a aventurarse en el temblor de lo sagrado.
Pues el paisaje tiembla: es lo que tiembla. El formato qué importa. Qué importa el ciervo, la montaña, el puente, el surco, la alameda. Queda el temblor, abismándose. Porque “hay una grieta en todas las cosas, así es como entra la luz” (Leonard Cohen lo dejó cantado). La herida de la luz, la que salva del agujero negro, exige una renuncia a lo completo. Se pinta si acaso, justamente, la grieta, eso que no está ahí, que pertenece al tiempo de antes de lo que está ahí, y al que estará después. De manera que (María Zambrano lo dejó escrito) el problema de la pintura no es el espacio, sino el tiempo. El problema es tratar de entender en qué consiste ese problema. Quien pinta espera no entenderlo nunca.
Tal vez una mujer embarazada entienda algo. A espaldas del reloj, en una calma furiosa, custodia el tiempo, lo desmide. No dice nada. No tiene nada que decir. Por si acaso, no está de más la precaución de ponerla por testigo, haciéndose cargo de todas las figuras huidas, borraduras del horizonte.
Mariano Anós
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ASOMARSE AL INTERIOR
Nuevos horizontes en la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate
Estudiar y documentar los fondos que integran la Colección Beulas-Sarrate han sido y continúan siendo los objetivos principales del CDAN. Fundación Beulas. El catálogo editado con motivo de la exposición Una geografía personal. Colección Beulas-Sarrate, que inauguró el Centro, inició este camino que se fortalece.
Si en la citada exposición Una geografía personal. Colección Beulas-Sarrate, las obras seleccionadas incidían en el interés y sobre todo en la complicidad plástica o vital, o todo a un tiempo, de José Beulas y su esposa María Sarrate con la obra de determinados artistas a lo largo de los años, el proyecto que ahora se presenta pretende abrir nuevos horizontes a aquella geografía personal.
Andrés Neuman anota que la generosidad también consiste en permitir que nos ofrezcan. José Beulas y María Sarrate ofrecieron a la ciudad de Huesca la colección de obras de arte que habían atesorado para la contemplación, el disfrute y el conocimiento públicos. Corresponde ahora ofrecer a los coleccionistas que reunieron las obras y a todos los espectadores nuevas miradas de lectores artísticos vinculados a los más diversos ámbitos de la cultura y del conocimiento. Serán sus miradas privilegiadas y únicas las que nos ofrezcan nuevos encuentros, renovadas interpretaciones y decisivos impulsos de futuro.
Sabemos que una obra de arte nos invita siempre a explorar nuevos horizontes de conocimiento, y en este impulso, la experiencia de las personas invitadas a participar en este trabajo ampliarán límites, con el objetivo de abrir nuevos horizontes a la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate, escenario en el que intervendrán con sus propuestas de trabajo.
Esta iniciativa, por tanto, sigue las líneas marcadas por la Fundación Beulas y la propia dirección del centro. Para ello, una de las salas del CDAN. Fundación Beulas estará dedicada de modo habitual a la presentación de las obras de la Colección Beulas-Sarrate que hayan sido seleccionadas por cada uno de los invitados a participar en el proyecto. La exposición irá acompañada de un folleto que incluirá el montaje propuesto acompañado de un texto en el que se aborden los argumentos que han impulsado la elección de unas u otras obras.
En el transcurso del tiempo, estos nuevos horizontes serán reunidos en una publicación que agrupará los ejercicios reflexivos y visuales, con el objetivo de contribuir a un mejor conocimiento y una mayor difusión del Legado Beulas.
Tiempos y espacios fragmentados convergen en este proyecto en una geografía personal que decidió ser pública para abrirse a la mirada de los demás, invitándoles a asomarse al interior.
La intuición y la capacidad reflexiva han sido los argumentos que han prevalecido en la elección de las personas invitadas a mirar y contemplar las obras de la Colección Beulas- Sarrate en el ánimo de fortalecer nuevas visiones.
El proyecto se abre en una primera fase a diez invitados, cuyas propuestas serán presentadas en el CDAN. Fundación Beulas en función del programa de exposiciones del centro. El primer horizonte fue el presentado por el artista aragonés Fernando Sinaga, al que han seguido en 2007 las propuestas del músico oscense Juanjo Javierre, el escritor Manuel Vilas y el pintor Enrique Larroy. 2008 inicia con el proyecto de Mariano Anós (actor, director de teatro y pintor ), al que seguirán Vicente Villarrocha (pintor), Jorge Gay (pintor). Dentro de la línea de trabajo pedagógico realizada desde el CDAN. Fundación Beulas, otra de las propuestas será la realizada por un grupo de alumnos y profesores que hayan participado en las actividades del CDAN.
Exposición. 14 may de 2025 - 08 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España