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Son paisajes silenciosos y sintéticos, prácticamente fragmentos de momentos imaginables y reconocibles. En las pinturas de Alejandro, la paleta de colores es reducida: pocos elementos son suficientes para lograr estos lugares ficticios que gatillan una memoria personal.

Quiroga es capaz de desarrollar interesantes juegos entre lo frío y lo cálido: son paisajes solitarios, pero no nostálgicos; amplios, pero no incontenibles. Con paisajes que bordean la abstracción las atmósferas son íntimas, instalando al espectador en una situación pacífica e introspectiva. La nula aparición de figuras humanas en las pinturas hace que el espectador sea protagonista y único testigo de estas escenas curiosamente familiares.

Para la historiadora de arte Natalia Arcos, este trabajo es 'un mapeo impreciso de territorios semi poblados versus ... relatos silenciados. El paisaje no es un antojo nostálgico sino un área de trabajo en construcción puesta en pleno debate contextual. Tanto las fotografías que hace como los recortes que elige, vuelven al paisaje pictórico un elemento político'.

El título de la muestra, 'Mitad mentira / mitad verdad' se relaciona con la representación de lugares ficticios que funcionan como lugares tipo, en una 'lógica de simulacro, de lo que parece ser pero no es', en palabras del artista.