La montaña rusa es un ícono de la industria del entretenimiento de masas que remonta sus orígenes a fines del siglo XIX. A partir de esta estructura diseñada para el ocio, Daniel Reyes-León desarrolla una investigación en torno a las tecnologías antiguas y su contexto industrial y sociopolítico, generando una representación que se desplaza hacia otros materiales. De esta forma el espectador se encuentra con una montaña rusa a escala, intervenida por sistemas de refrigeración que la convierten en una pieza escultórica de hielo. El montaje se completa con dibujos de la edición francesa de Paroles d’un revolté, del escritor y teórico anarquista ruso Piotr Kropotkin. Realizados mediante una técnica proveniente del grabado y la imitación de la impresión digital, estos dibujos hacen visible la triangulación histórica que busca el artista entre la arqueología técnica y los fundamentos del anarcosindicalismo.