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Una figuración entre patética y satírica muy cercana al cómic, una pintura que evoluciona hacia el llamado expresionismo futurista. Un artista alimentado de un urbanismo humano, callejero, marginal y toxico, que le sitúa en el grupo más lírico del circulo de artistas contemporáneos. Su obra está dedicada a una visión futurista derivada de un aspecto real y fundamental de nuestro tiempo: de la mecanización humana, y las sociedades de consumo a la configuración del hombre-maquina.

... style='text-indent: 1cm;'>El autor, Felipe Herrera, es uno de los pintores más interesantes de su generación. Herrera ha seguido su propio camino artístico sin dejarse llevar por los modas. Su obra tiene perfecta coherencia con el conjunto de lo que ha pintado desde sus inicios, pero con cambios sutiles que muestran una madurez original que habrá de proporcionar en un futuro frutos aún más sorprendentes.

Su figuración de alto contenido robótico recoge la expresión de sus ideas neofuturistas. Herrera pinta numerosos murales en los que amalgama el graffiti, el mensaje social. Su obra abarca también la amenaza constante de un mundo voraz y vertiginoso, que

en sus lienzos, papeles y muros asume la forma de maquinas monstruosas y contaminadas, y de paisajes urbanos fríos y narrativos.

Rozando el surrealismo y el realismo mágico, el universo de mundomuta da paso a una caótica y apocalíptica abstracción en una serie de paisajes urbanos tóxicos, como 'Arte para las nuevas generaciones' (2006), 'Autómata urbano' (2007), 'Ordenadores para la revolución futurista' (2006), 'Complejo habitacional' (2007), Mecanoplástica (2009).