Francesc Fàbregas es uno de los fotógrafos pioneros en el ámbito de la música popular de nuestro tiempo en Cataluña. A principios de los setenta, en los últimos años del régimen (franquismo), tuvo lugar una serie de acontecimientos que marcaron la carrera de Fàbregas y la del rock en nuestro país: un joven promotor (Gay Mercader) se atrevió a traer artistas de primera fila del rock.

Nació Vibraciones, la revista de referencia del pop rock con criterio que concedió a la fotografía y a la imagen gráfica una importancia crucial (a imagen y semblanza de Rock&Folk, su prima hermana francesa). La canción de autor de nuestro país vivió su momento decisivo y transcendente. Después del rock progresivo, la onda Laietana fue el origen de una serie de grupos catalanes que, huyendo de la imitación, buscaban una música personal con ... elementos propios y sonidos mediterráneos.

El rock vivió su primera gran crisis y el punk golpeó la mesa para vindicar el espíritu rebelde de su origen. En definitiva, los 70 significaron el principio de muchas de las cosas que, en nuestro país, estallaron o finalizaron en los 80 de la postmodernidad, de la movida y la moguda, del todo y de la nada, en un país que, tras una transición imperfecta, se lanzó a la conquista de Europa a la cola del tren de los tiempos modernos en el que el resto del mundo había subido hacía mucho tiempo.

Esas dos décadas (los 70 y los 80) quedan perfectamente reflejadas en las fotografías de esta exposición de Francesc Fàbregas que hemos titulado Música para los ojos. Es así, música para los ojos y para la sensibilidad, para la curiosidad de aquellos que, vivieran o no en esa época, podrán entender mejor ese período a través de estas instantáneas. Porque en estas fotografías queda capturada la esencia del tiempo y del paso del tiempo.

Aquí podemos ver la juventud de Bruce Springsteen al lado del arrebato de Raimon, la serenidad de Lluís Llach y la rabia del punk, la postura de Alaska, la actitud de Neil Young, la energía de Tina Turner, la calma de Frank Zappa... y el paso de un tiempo que nos ha hecho como somos ahora y que nos hará crecer todavía más. La magia de la fotografía recae en las imágenes que solamente los ilusionistas saben ver de forma distinta al resto de los mortales: les llamamos fotógrafos, pero son ilusionistas. Y Francesc es uno de los ilusionistas más lúcidos cuando se trata de captar la fuerza de la música popular de nuestro tiempo.