El artista, que hace gala de una gran independencia y coherencia en cuanto a sus planteamientos, ha ido afianzando a lo largo de su carrera un discurso propio en el que son ingredientes fundamentales la presencia de objetos cotidianos y la alusión, cargada de fina ironía, a la realidad sociopolítica. Su trabajo se caracteriza por la variedad de materiales y técnicas que utiliza, así como por la presencia constante de objetos procedentes de nuestro entorno más cercano. Como señala Eduardo Paz Barroso en su texto Mateo Maté’s domestic parodies, "Fotografía, vídeo, diseño e incluso un cierto tipo de lenguaje publicitario, se unen para crear situaciones dominadas por la parodia y la ironía (…) Lo que el artista intenta realmente es enfatizar el significado que adquiere un objeto o un símbolo común cuando es transportado al corazón de la experiencia doméstica personal". Mateo Maté lleva a cabo una traslación de los ... problemas mundiales al universo de lo cotidiano mediante correspondencias formales, simbólicas, estructurales, iconográficas o semánticas con el fin de desvelarnos el código bélico que articula nuestra vida cotidiana. Existe en su obra un aspecto metalingüístico, el lenguaje, que puede ser visto como una representación realista, es utilizado de forma alegórica para ser reconvertido en lenguaje crítico: mesas con formas geográficas que representan territorios a conquistar, un salón "camuflado" o un vídeo realizado con extractos de películas son ejemplos de lo anterior.

Nacionalismo doméstico es una videoinstalación de siete minutos de duración que alterna secuencias de películas bélicas como El último mohicano, El hombre que pudo reinar o Braveheart con otras de contenido gastronómico como Deliciosa Martha, Comer, beber, amar o Como agua para chocolate estableciendo una similitud entre los festines culinarios y la guerra. El vídeo recorre las tres etapas de un proceso bélico: la preparación de las tropas, el combate y el desenlace. Comienza mostrando la elaboración delicada de suculentos platos al mismo tiempo que los ejércitos son alentados para la batalla. El ritmo del vídeo se acelera los movimientos en las cocinas se hacen más rápidos, las tropas son increpadas, se flambea, bombardea, trincha, sacan las tripas y lanzan ofensivas por igual sobre hombre y alimentos, con igual intención combativa. El paralelismo frenético entre las imágenes bélicas y la orgía gastronómica alcanza el clímax y, tras él, se llega al desenlace que es descrito visualmente con los restos de ambas contiendas.