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NOS SON es el título de una instalación de Juan Carlos Meana con la que Fundación Luis Seoane inaugura oficialmente una serie de proyectos artístícos que tendrán lugar en su patio central. Con NOS SON, Meana presenta un proyecto que busca establecer un diálogo entre el espectador y la obra de arte a través de un recorrido que discurre entre diferentes objetos dispuestos por el artista sobre la superficie empedrada, a ras de suelo. Estos objetos se combinan con una grabación que se emite en el Mirador Sonoro de la Fundación, situado al fondo del mismo patio, a la que se unen textos y una pequeña campana que, como ... veremos, ayuda al espectador a realizar su recorrido.

Juan Carlos Meana es un artista que desarrolla su actividad creativa en diferentes campos, como pintor, grabador y escultor, pero también como autor de performances e instalaciones. Afincando en la actualidad en Pontevedra, donde realiza su labor como docente en la Facultad de Bellas Artes de esta ciudad, cursó estudios en París, en donde participaría en los talleres realizados por Christian Boltanski en la École de Beaux Arts de París a finales de los años ochenta. Si mencionamos este aspecto de su biografía, es porque en cierto modo sería determinante en lo que respecta al desarrollo de su obra, inicialmente inclinada a la práctica pictórica, pero que gracias a la perspectiva adquirida en aquellos años incorporará otro tipo de procedimientos a la misma. Podría decirse que en la obra de Meana no es tan determinante el soporte artístico, ya sea pictórico, escultórico o de otro tipo, como el sutil estudio del espacio, tanto el que rodea sus piezas como el surge en los vacíos que se crean en ellas, obras que actúan a veces como contenedores o depósitos de los que se destila una profunda reflexión sobre la existencia misma, tanto en su devenir cotidiano como metafórico, el tiempo como límite y como recorrido vital e incluso aspectos mitológicos, sociales y comunitarios del ser humano.

La pieza que Juan Carlos Meana realiza en el patio de la Fundación Luis Seoane está compuesta, en primer lugar, por módulos de platos de cerámica, formados por dos platos pegados el uno al otro por sus bordes, de manera que quede un espacio hueco entre ambos, que obviamene no podemos ver. Junto a estos módulos el artista dispone grupos de ladrillos macizos de dos o tres unidades cada uno. Tanto los platos como los ladrillos van distribuidos de forma aleatoria por el suelo del patio y los soportales que lo rodean, dejando espacios libres para que el espectador pueda realizar un recorrido entre los distintos módulos.

NOS SON se compone de otros elementos que acompañan y complementan a la obra que está en el suelo. Uno es un texto compuesto por tres conjuntos de letras que forman las palabras CONVENCER, CONVERTIR y CONVIVIR, otro es la grabación en el Mirador Sonoro de la que ya hablamos con anterioridad y por último, una pequeña campana que nos recuerda a aquellas que se utilizaban antaño en la costa para anunciar la presencia de navíos en los días de niebla.

Uno de los aspectos que caracteriza la obra de Meana es que carece por completo del sesgo, a veces paternalista, que poseen ciertas propuestas artísticas de guiar al espectador hasta sus últimas consecuencias, de no permitir un espacio para que éste establezca una relación propia y única con el objeto de su contemplación. Para Juan Carlos Meana, uno mismo es observado por las obras, por las imágenes, esperando a poder reconocerse en ellas, a que podamos establecer un diálogo con la pieza, que se convierte de este modo en algo exclusivo para nosotros, haciendo referencia a aspectos del ser humano que varían de una persona a otra. Las obras de este artista no son autoritarias, no buscan imponerse ni 'comunicar' un mensaje específico a quien las observa, sino que, simplemente, desean ser propuestas para la comunicación y para un diálogo libres.

En el caso de la instalación de la Fundación, la intención del artista es, de hecho, el desarrollo de un diálogo a través del espacio que se crea entre las piezas y del significado que se desprende de éstas: los platos hacen referencia a unos comensales que, en realidad, nunca llegarán ni los utilizarán, los ladrillos custodian a los platos, que contienen una comida que no podemos ver por estar éstos unidos de dos en dos. El espectador recorre el camino que rodea a estos objetos sobrecogido en cierto modo por la fragilidad de estos materiales: nuestro recorrido debe ser, pues, cauteloso. Esta cautela, este cuidado que ponemos en no rozar los objetos añade un componente de búsqueda, y sobre todo, de extrañamiento en la contemplación de la obra, puesto que somos conscientes de que estamos ante algo que no controlamos del todo, lo que añade una sensación de misterio tanto a la pieza como a nosotros mismos, un misterio que hace referencia a nuestro inconsciente. De nuevo, el diálogo obraespectador difiere de una persona a otra, puesto que despierta sensaciones distintas según la experiencia de cada individuo.

Los textos CONVENCER, CONVERTIR, CONVIVIR, funcionan como propuesta complementaria a las piezas de suelo, generando un espacio plástico aparte con un sentido que proviene, por un lado, del significado de la palabra o palabras en cuestión y por otro, como objeto escultórico propio. Con respecto a su significado, los tres términos hacen referencia a acciones para la que precisamos de otra persona para realizarlas. Buscar con quién realizar esas acciones, encontrar a ese alguien siempre necesario será a la vez causa y sosiego de nuestros conflictos internos. Al mismo tiempo, las tres palabras se refieren también a tres posibles actitudes que podemos desarrollar dentro de una comunidad, sin prevalecer ninguna sobre otra.

NOS SON se cierra con dos elementos relacionados con el sonido: como ya explicamos, en el Mirador Sonoro que se sitúa al fondo del patio se reproducirá el ruido repetitivo que hace la lluvia al golpear los platos, como si éstos estuviesen en un espacio exterior que no vemos pero que imaginamos inhóspito. Llegamos a ese sonido gracias a un elemento visual, una pequeña campana que con su carácter de alarma, de objeto utilizado por una comunidad ficticia, refuerza el sentimiento social y comunitario al que hacían referencia las palabras que acompañan la instalación. De este modo, cerramos el recorrido.